El sistema eléctrico del Caribe está recargado. La Transmisión está a cargo de Transelca que le entrega la energía a Electricaribe para que la distribuya casa a casa.
Hay una demanda creciente que se atiende con restricciones porque no se han hecho las inversiones que se requieren y el sistema funciona al límite de su capacidad técnica.
La dificultad principal radica en que Electricaribe tiene serios problemas financieros: Ha invertido $2 billones desde el 2013, de los cuales, $1.4 billones son recursos de deuda y ya no tiene capacidad de endeudamiento, además, se ve afectada por pérdidas técnicas y por robos más la morosidad en los pagos del servicio que superan los $500 mil millones por año.
En el caso de Barranquilla, tiene casi las mismas nueve subestaciones y 110 circuitos de entonces. Además de la limitada capacidad de inversión directa de Electricaribe, la empresa no participa en las subastas que hace la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) para promover proyectos de subtrasmisión regional.
Electricaribe no participó en la subasta de la Subestación Eléctrica del río Córdoba, en el Magdalena, que fue asignada a Energía de Bogotá. No ha definido su participación en la Subestación Caracolí que debe estar disponible en 2016, ni siquiera ejerció su opción como operador de la zona en el transformador de 100 MVa de la urgente Subestación Valledupar por US$30 millones que fue declarada desierta.
Hay un plan de expansión vital para garantizar el servicio con inversiones de subestaciones y líneas de transmisión. Si no se empieza ya el largo proceso de construcción, no estarán listas el próximo año. Y si Electricaribe no invierte y las subastas de la UPME siguen declarándose desiertas no habrá construcciones en el sistema, se detendrá la dinámica económica regional, la confiabilidad del sistema se verá afectada, se originarán limitaciones en cargabilidad de las subestaciones y no habrá posibilidad de nuevas industrias y urbanizaciones.
Las inversiones del Plan de Desarrollo Nacional se orientan a la distribución, se construirán los circuitos que llegan a las casas, pero no el sistema de subtransmisión que será el que se paralizará.
A pesar de que el sistema opera sobrecargado, no ha habido, aún, grandes traumas y las protestas que se presentan por la prestación del servicio se manejan con diálogos, pero a futuro la situación empeorará.
Los subnormales no son rentables y a pesar de que hay varios programas como el Prone, Foes y Energía Social que tratan de subsidiar a los estratos 1, 2 y 3, estos aportes no llegan oportunamente, además, el sistema sigue afectado porque entidades oficiales como hospitales y colegios, entre otros, no pagan.
Lo importante es que el Gobierno tiene que garantizar las inversiones sin más dilación con un novedoso marco normativo. Hay que llegar a un gran acuerdo con los tres jugadores: Electricaribe, Gobierno y los usuarios, cada uno en lo suyo. Electricaribe debe asumir su responsabilidad sobre la totalidad del servicio, el Gobierno debe garantizar inversiones y los usuarios acabar con la cultura de no pago.
Si el sistema no es rentable puede colapsar. El Gobierno debe anticiparse y declarar la emergencia social para atender los servicios públicos en los sectores más pobres.
Nadie controla los subnormales, ni siquiera hay un censo de ellos. No se ha podido verificar la existencia de 460 mil subnormales en la Región Caribe. En 2012 se hizo una importante inversión para acabar con los subnormales y estos siguen creciendo. El Gobierno debe actuar a tiempo y no esperar que explote la crisis.