Por: Sandra Santiago B.
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La Tierra, un hermoso planeta azul dirían los ambientalistas y no se equivocan: tiene agua, seres vivos, hielo, flores, provee de oxígeno, de alimentos y belleza para deleitar el espíritu, esto por mencionar algunas de sus bondades.
Pero ese globo en el que todos vivimos, lo estamos acabando, a juicio de los ambientalistas, porque le hacemos daño con la contaminación de sus ríos, las talas indiscriminadas y las quemas constantes.
En el Cesar muchos son los problemas que afectan la tierra, entre esos la desviación de ríos para favorecer la zona de explotación carbonífera.
Según expertos, solo en el Cesar hay más de un millón de hectáreas desertificadas, producto de la aplicación de herbicidas, en la época del algodón; además de esto, ríos como el Cesar están afectados por la contaminación y ni qué decir de los afluentes del centro del departamento, que reciben el impacto de la minería.
En voz del ambientalista Tonny Muñoz, de dos millones 290 mil hectáreas que tiene el Cesar, el 50% es de vocación agrícola y, de éstas, solo el 6% están sembradas, mientras que el 65% está desertificado.
“Adicional a esto, hay más de 300 mil hectáreas en desarrollo de la minería que pone en peligro la zona de producción agrícola y afecta las aguas subterráneas y superficiales”, explicó Muñoz.
Por la explotación minera, en el Cesar han sido objeto de desviación, ríos como el Calenturitas en el municipio de La Jagua de Ibirico y otros como el San Antonio también en esa zona; ambos, hoy están afectados.
El verano que actualmente azota al departamento ha afectado los bosques, muchos de ellos han resultados quemados, algunos por manos inescrupulosas.
La situación no es nada alentadora y según el ambientalista Tomás Darío Gutiérrez hay escasez de agua por la contaminación del suelo a raíz de la aplicación de químicos a la agricultura.
“Escasez por destrucción de los bosques, que están por debajo del 2% de lo que tuvimos en el pasado, y por la contaminación ocasionada por los desechos no orgánicos como caucho y plástico; la solución está en el cambio de actitud de todos; gastar dinero es perderlo, la gente debe cambiar de actitud”, dijo Gutiérrez.
Grandes extensiones de bosque, se han destinado a ganadería extensiva y al cultivo de palma, con lo que se ha afectado, aún más, la tierra.
Según Julio César Lozano, consejero de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, uno de los principales problemas que afecta a la tierra, es la falta de conciencia, de ahí que cuando van a iniciar las lluvias, lo primero que hace el campesino es quemar.
“A esto le debemos sumar la tala indiscriminada y los cambios climáticos; por eso necesitamos generar conciencia desde el ámbito escolar.”, afirmó Lozano.
Otras calamidades que atacan la tierra son el calentamiento global y el deterioro de la capa de ozono.
Pero, en voz de Muñoz, aún estamos a tiempo de salvar la tierra, “el gobierno debe adoptar políticas de adaptación al cambio climático, porque lo que vendrá en el futuro será peor, como grandes sequías que conducirán a incendios forestales; por eso hay que implementar un modelo agropecuario de acuerdo a lo que plantean los cambios climáticos, adoptar tecnologías que se ajusten al clima y garanticen mayores producciones en áreas pequeñas y prácticas de conservación del suelo. Aún estamos a tiempo de hacer un alto en el camino”.