Ser un agente de cambio no es hacer cosas enormes ni intentar cambiar el mundo entero. Es tratar de mejorar lo que tenemos cerca, ese pequeño espacio que nos rodea. Esto fue lo que nos enseñó “La Tertulia”, un grupo de jóvenes de Valledupar, al celebrar su segundo aniversario con una hermosa jornada social.
Con el lema “Ruta Agentes de Cambio”, lograron repartir 366 almuerzos a adultos mayores, niños y personas en situación de calle. Pero más que eso, regalaron tiempo, cariño y esperanza. María Fernanda Góngora, CEO de La Tertulia, compartió que la actividad nació con una fuerte connotación social, ya que en Valledupar una gran parte de la población no tiene acceso a las tres comidas diarias y la informalidad es la principal fuente de ingresos para las familias. Si bien reconoció que esta actividad representa solo una pequeña parte de lo que se puede hacer, expresó su esperanza de que estos pequeños gestos generen conciencia y fomenten una mayor acción colectiva.
La actividad fue posible gracias a la unión de muchas manos. Jorgy, el chef, compartió su tiempo y conocimientos para preparar el arroz en su casa. Más de 10 empresas de Valledupar se unieron a la causa, ofreciendo descuentos o donando insumos, demostrando que el sector privado tie8ne un papel fundamental en la construcción de una comunidad solidaria. El Batallón de Acción Integral y Desarrollo brindó seguridad y respaldo para que todo transcurriera sin contratiempos. Los voluntarios pusieron manos a la obra, desde picar verduras hasta empacar y entregar los almuerzos. Incluso, personas particulares prestaron sus vehículos para trasladarnos a los diferentes puntos de distribución. Todos, desde su pedacito de mundo, con sus habilidades y recursos, contribuyeron a hacer posible este hermoso evento.
Uno de los momentos más especiales fue escuchar lo que significa ser un agente de cambio. Para el sargento, serlo es apoyar a la población civil para que vea las cosas de una manera distinta, enfocándose siempre en el progreso colectivo. En sus palabras, se trata de unirse para generar impacto y fomentar la esperanza, incluso en los momentos más difíciles.
Por otro lado, el líder del barrio El Páramo destacó que es preocuparse genuinamente por las problemáticas y necesidades de la comunidad, pero también reconocer sus fortalezas y potencialidades para crear soluciones que mejoren la calidad de vida y fortalezcan el territorio.
Sin embargo, una frase en particular me quedó grabada en el corazón: “La idea no es cambiar el mundo, sino el pedacito en el que vivimos”. Ese pedacito, por pequeño que sea, puede transformarse en algo mucho más grande. Cuando ayudamos a alguien, sembramos una semilla de cambio, y esa semilla puede crecer y multiplicarse en otros.
Al final, ser un agente de cambio es hacer algo bueno por alguien más. No importa si es algo pequeño, porque esos pequeños gestos, unidos, tienen el poder de hacer grandes cosas. Ahora te pregunto: ¿qué estás haciendo por tu pedacito de mundo hoy?
Por: Sara Montero Muleth