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¿Qué es la traición?

La traición es el acto de traicionar y bajo el uso de la doble moral, se convierte en un acto doloroso que afecta a personas o conglomerados. Ocurre cuando el acto es emitido por alguien cercano a uno, lastimando la confianza, haciendo uso casi que por lo general del engaño. 

La traición se viste bajo las formas de infidelidad, la mentira, el engaño, el robo, la manipulación de intereses, la falsedad y el ultraje del honor y dignidad.

La traición es común en cualquier ambiente donde se manejan relaciones estrechas dentro de los campos políticos, sociales, económicos, religiosos, etc. La traición también puede ocurrir en otras relaciones personales, como las amistades, la familia y los negocios trayendo consecuencias graves que pueden afectar la autoestima.

La traición ocasiona la pérdida de la confianza y la reputación logrando causar problemas en la vida laboral y en las relaciones personales trastornando la competencia profesional y en el campo político donde el odio juega un papel importante permite arrasar con todo lo que el sistema opuesto promulgue y trámite, y con procesos irreconciliables provoca la ruptura permanente de una relación.

Hay varios factores que pueden conducir a la traición, entre muchos, la falta de comunicación y la falta de respeto para con la sociedad.

A veces, la traición puede ser consecuencia de la presión social o la influencia de un sistema y entonces se actúa de cierta manera para ser aceptado dentro de un grupo en donde las ambiciones se usan para llevar al liderazgo, jugando en forma perfecta con el engaño, como lo han practicado los aparentes líderes mundiales que han generado guerras y más pobreza por todas partes, siendo  individuos que sienten que actuando de cierta manera pueden ser aceptados por el medio y no ser excluidos de él. 

Por último, la traición también puede ser una forma de venganza por una injusticia percibida, o de obtener una ganancia personal para obtener beneficios económicos.

Es importante recordar que la traición no sólo afecta a la persona traicionada, también suele tener consecuencias serias para la persona que traiciona. La prevención de la traición es determinante sólo a través de la comunicación abierta y honesta, el respeto mutuo y la fidelidad en las relaciones personales y en el campo político con el solo manejo dentro de los sistemas demócratas distributivos y participativos muchas cosas importantes se podrían amparar, logrando la cohesión institucional base de hechos y opiniones competentes que protejan al bien común.

La traición política y social es un acto desleal en el que una persona, grupo o institución actúa en contra de los intereses del colectivo al que supuestamente representa; se manifiesta con la violación de promesas electorales, el uso de recursos públicos para beneficio propio, la corrupción y el abuso de poder minando la confianza en las instituciones y en los líderes que las encarnan. 

Con los traidores no se pelea, ellos se derrotan solos. Nuestra insistencia como ciudadanos que queremos una patria mejor, digna y enmarcada dentro de la moral y las normas de convivencia, es luchar contra los traidores, no dándoles paso dentro de los procesos políticos y sociales, marginándoles con la indiferencia y castigando con la dureza tipificada por la ley en cada caso, pues no han hecho sino implantar las guerras cruentas entre los seres inocentes de un conglomerado llamado “pueblo”, para luego terminar vendiéndolo a los más poderosos por miseria moral y material; he aquí los tiranos que provocan con las migraciones un sistema obligado para deportar a su población más influyente y así establecer su reino perpetuo.

Muchos gobiernos de la actualidad presumen de moderados, pero con las armas enfundadas, siempre listas para emitir y jugar a la traición, y así lograr implantar la autocracia bajo el dominio de la fuerza bruta.

Si manejamos nuestra raíces y creencias con firmeza, aunque no encierren la realidad total, jamás se será un traidor. Así hay que buscar y elegir a nuestros gobernantes y no guiarnos por la cantidad de riquezas que puedan dilapidar.

El tirano y traidor arrasa con lo que sea para establecer su presunto estado libre y para ser tirano, dictador o autócrata se debe acabar de raíz con la democracia y este sistema será inmortal mientras sea ejercida por hombres probos y promulgada por sociedades justas.

En conclusión, los sistemas anárquicos basados en la traición, jamás izarán banderas en lugar alguno donde la sana democracia haya plantado sus semillas.

Por: Fausto Cotes N.

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