Si algo trascendental en infraestructura se ha hecho en el Cesar es la construcción de sedes del SENA, con el apoyo de los municipios y el departamento. Esa entidad es de nuestro mayor agrado y reconocimiento y hacemos desde nuestras páginas todos los llamados a que tenga todo el buen presupuesto y el buen manejo que requiere.
Se ha inaugurado el SENA Étnico en la ciudad de Valledupar, el cual representa un avance significativo, para los pueblos indígenas y afrodescendientes de nuestra región. El establecimiento es en realidad un centro regional pues de él se servirán Arhuacos, Koguis, Wiwas, Kankuamos, Yukpas, Chimilas, Wayuu. Además de la población afrodescendiente del sur de la Guajira y de zonas del Cesar y Magdalena.
También unas pequeñas comunidades de otras regiones como los Ingas (de Putumayo, asentados en Valledupar hace unos 40 años) y los Zenúes (de Córdoba).
Se localizó no en la Sierra, sí en Valledupar, por ser sitio de suficiente población y acceso de todos los pueblos mencionados.
Ellos, a través de sus autoridades, han estado atentos a su diseño y construcción, – explica que haya habido demoras por los ajustes que pidieron, también el SENA- y en vista de que por falta que creemos de buena fe sea de coordinación no se hicieron presentes ni el SENA ni el Ministerio del interior, que invitaba a la ceremonia, a juzgar por la fotografía de nuestro reportero gráfico Joaquín Ramírez.
En el anterior editorial, dedicado al tema, dijimos que tener presupuesto es clave. Ojalá haya instructores étnicos y programas curriculares con real enfoque diferencial.
Aprovechamos para preguntarnos qué pasó con el Centro de Interpretación Arhuaco de Pueblo Bello que venía operando Comfacesar, habiéndose convertido en sitio recreacional que ofrecía a los visitantes cierto conocimiento ancestral indígena, y que el alcalde municipal Danilo Duque quitó a la Caja para instalar una universidad o similar. Parece ser una alcaldada, pues el municipio se quedó sin lo uno y sin lo otro.
Una rectificación
Es la que nos han pedido formalmente los hermanos Carlos y Jaime Arce, por la alusión que se hizo, en nota política, de “cuestionados empresarios” por su condición monopólica en los servicios de salud (IPS). Con sus empresas hemos tenido buenas relaciones comerciales como anunciantes y proveedores de publicidad. No se aludió de forma peyorativa ni moral. Siempre se cuestiona a quien tiene un importante grado de control en un segmento del mercado y ese es el caso de los señores Arce. Esta situación también se dice, por poner un ejemplo, de Claro, con guardadas proporciones por su alcance, y esta se defiende diciendo que es por ser mejor tecnología en comunicaciones, eficiencia y a su economía de escala.
Valoramos que en el Covid el alto número de camas UCI disponibles del Cesar, frente a otros departamentos, se debió principalmente al esfuerzo previo de los Arce. Ahora, meterse en política para los empresarios, como lo hacen directamente los hermanos, tiene su exposición y sus riesgos cuando hay tantos intereses en juego con el Gobierno departamental, en eventual conflicto o favorecimiento.