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¡Qué abran los juzgados al público!

Es un clamor general, los ciudadanos lo quieren, y también, como es lógico,  los profesionales del Derecho y todos los relacionados con los procesos judiciales. Se podrá aducir que la virtualidad ha tenido sus ventajas, no lo dudemos, pero también es necesaria la inmediación personal, el contacto de baranda.

No puede convertirse el aparato judicial y sus valiosos empleados, asistentes, auxiliares, trabajadores, jueces y magistrados o sus asociaciones sindicales en otra isla prevalida, como cualquier honorable congreso, de condición superior dentro de la sociedad. Es importante lo que representan,  y en correspondencia obtienen el respeto y la obediencia ciudadana.

Se ha dicho siempre en nuestros pueblos que no podríamos prosperar sin el alguacil, el cura, el maestro y el juez. Cualquier discusión dentro de la rama judicial (incluyendo sus instancias de vigilancia administrativa o disciplinaria)  o con el gobierno, debe resolverse en favor del ciudadano.

Una mina, la programación.

Sí, la programación digital. Así se expuso anoche en el conversatorio de Foros EL PILON, sobre desarrollo web, que bajo la  moderación del editor  Deivis Caro, contó con el concurso de dos grandes y jóvenes profesionales de la región, Kevin España y Hernando Varón.

Kevin España, un vallenato de Garupal, que inició hace casi dos décadas vendiendo minutos; desde hace 14 años es desarrollador web y ha creado más de 400 páginas y 200 juegos. Expuso cómo la explosión de la programación y el desarrollo digital había logrado insospechadas dimensiones. “Cada día se crean 800.000 nuevas Apps”.

Hernando Varón, un copeyano, a quien su padre de niño sorprendió con un Atari que le prometió le cambiaría su vida, ha fundado una empresa internacional, Peiky, de e-commerce,  de ventas a través de chats. Sostuvo que “antes los padres procuraban que sus hijos estudiaran ingles como segunda lengua, como habilidad transversal, hoy esa habilidad transversal es la programación, que debería aprenderse para cualquier disciplina”.

Varón mencionó que el programador Caribe, que ha contratado en sus empresas,  tiene “en medio de una región con escasa masa crítica de profesionales por escaso tejido empresarial que lo demandara, además de la capacidad de adaptarse a una rápida curva de aprendizaje,   un gran liderazgo en los equipos”. Atribuye esto a que combina sus habilidades técnicas con las capacidades ‘blandas’. Muchos,  de una inicial restricción, con computador prestado,  terminaron siendo versátiles.

Kevin hace ver que es importante que el lenguaje y especialmente el pensamiento secuencial, primero esto, luego aquello, se desarrolle en los colegios. 

Se prevé que en el año 2025 habrá en América Latina un millón y medio de déficit de programadores. “Llénense de problemas y trabajen en equipos”, recomendó Varón. De modo que cuando unas minas de terror van quedando en la historia  y las minas productivas se empiezan a cerrar,  se abren otras minas mentales de progreso, las de programación, desarrollos web, análisis de datos y  similares, que rompen fronteras.

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: