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Puños que ‘noquearon’ las balas

A sus 23 años, Leonard Carrillo acumula cuatro victorias profesionales en igual número de combates.

Su semblante aún pregunta por su destino; aquel que un día cambió de dirección por culpa de las balas asesinas que bañaron en sangre cada rincón del pueblo que fue testigo de su infancia.

Aún recuerda su niñez cuando a finales de los noventa, los grupos armados implantaron su ley a punta de fusiles, los mismos que segaron la vida a más de un centenar de personas en su natal El Copey; el terror asesino no dio tregua, mientras la inocencia de un niño se paseaba por las calles arenosas del populoso sector de ‘El Bolsillo’, en la población cesarense.

Mientras los muertos aparecían en una esquina, en una trocha, los llantos de tragedia se escuchaban a lo lejos sin eco alguno. ¿A quién mataron hoy? Era la frase fatal entre quienes tenían la fortuna de amanecer; algunos dormían, pero no tenían la certeza si volverían a ver el sol del día siguiente.

En ese entorno creció Leonard Carrillo, un joven de piel blanca que a simple vista refleja las secuelas del terror. Su mirada pueblerina no la esconde mientras recuerda las historias que le arrebataron un futuro prometedor en el campo.

“Nosotros salimos huyendo de El Copey por allá en el año 2002, a mi papá le quitaron las tierras que eran el sustento de nuestra familia, nos presionaron mucho, no sé si era guerrilla o autodefensas porque uno no sabían quién era quién, esa gente nos dejó en la calle y nos vinimos para Barranquilla en condición de desplazado. Ahora mi papá volvió para ver si recupera sus vaquitas”, recordó Leonard Carrillo, quien ahora a sus 23 años se convirtió en un referente del boxeo colombiano.

Su llegada al entorno complejo de la ciudad fue traumática para una familia acostumbrada al campo; sin embargo, le dieron un ‘golpe bajo’ a las adversidades. Los guantes fueron el mejor refugio… el boxeo contagió a dos de sus miembros y ahora quieren ‘noquear’ en busca de un porvenir exitoso a punta de puños.

“Cuando llegamos a Barranquilla comenzamos a ganarnos la vida vendiendo bolsas plásticas en el mercado, después vendimos CD’s, pero luego el boxeo nos enamoró… varias veces fui selección Colombia y ahora tengo cuatro peleas profesionales”, dijo Leonard Carrillo.

Leonard es hermano de Pablo ‘El Trencito’ Carrillo, un boxeador que hace carrera en Japón con más de 20 peleas profesionales, mientras que el primero saltó hace un año y desde ya se convirtió en un prospecto con pinta de campeón mundial.

Una dinastía
‘Leonard’ como es conocido, saltó al profesionalismo en el 2015, hasta el momento ha conseguido cuatro triunfos en el mismo número de apariciones, pero no se le debe juzgar por ello, ni por los oponentes a los que ha enfrentado, sino por las buenas condiciones técnicas que muestra hasta ahora.

En su última aparición, frente al venezolano Neiro Morales, ganó por nocaut en el primer asalto, pero según Carrillo, no pudo mostrar en pleno todo su boxeo.

“Esto que mostré es sólo un veinte por ciento no mostré casi nada, porque el primer asalto era para un estudio”, expresó Carrillo quien atribuyó su victoria a la buena preparación en el gimnasio ‘Jorge García Beltrán’, ubicado en el estadio Metropolitano de Barranquilla.

“Me sentí totalmente confiado; los golpes no me hicieron daño, vengo haciendo sparrings con boxeadores de 130 y 140 libras y yo soy un boxeador 118, y fue atrevido pelear en las 122, igual me siento fuerte”.

Leonard Carrillo narró la acción que dejó a su oponente fuera de combate y requiriendo atención médica. “Fue un upper de derecha que fue pegado a mi cuerpo, por eso no se vio. Yo sentí que pegué debajo de su hombro, cuando lo volví a ver ya estaba en el suelo. La gente cree que se tiró, pero no, hubo una mano fuerte”, explicó.

 

Leonard Carrillo hace parte de una familia de boxeadores que huyó de la violencia para encontrar refugio en el deporte de las ‘narices chatas’.

 

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