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Pulsación del Museo De Arte

Fetichismo decimal o no, conmemorar 470 años del fundo novohispano de la Ciudad de los Santos Reyes Magos de Valledupar amerita que 2020 sea dedicado enteramente a percibir el destino convivencial de sus habitantes, partiendo de valorar el enclave geográfico, territorio que entraña una noción avanzada de patrimonio ambiental: ¡Hábitat! Sitio de cultura, paisaje interior que portamos como Alma compartida, en la conectividad de sentimientos y saberes, sensibilidad y determinación histórica, que nos entrega instantáneo el goce titilante de la existencia.

Este latido emerge milenario, primigenio, pronunciado secretamente por antiquísimas cerámicas ceremoniales rescatadas del infortunio de la guaquería y conservadas contra todo pronóstico a la espera de comprenderlas en su verdad más simple, hasta erigirlas perennes en la memoria que fragua una manera distinta de hacernos partícipes del flujo originario que intima con Natura… apenas humildes anfitriones del soplo Divino

Esfera pública, mundo de la vida, avistar la abigarrada complejidad que nos sustenta ante la nada repleta de vacío; o colmados de sentido en el devenir que nos acoge ocurrentes o sosegados, aletargados o vigilantes, capaces de elegir y emprender, u otorgar o disentir, compartir o reservarse, crecer o amilanarse, respetar al otro y respetarse a sí mismo.
Las dos artes supremas de la verdadera civilización: el jardín y la conversación, dice Octavio Paz.

Jardín con árboles de cien frutas distintas -sembradas ya en el paladar de la remota infancia- luciendo también siluetas innumerables de esbeltas palmas corúas que enlacen la distancia de altura botánica de la Sierra Nevada. Huerta casera que nos depare soberanía alimentaria a los usuarios de este reservorio implantado en cinco hectáreas de la ciudad amada. Florescencia de mil colores adosando la sobria edificación de un Museo que más que acumular obras artísticas sea la precisa articulación de una voz coral que confluya en el quehacer de un diálogo creativo, sensible, obstinado, apetecido.

Fabularios, la muestra colectiva de artistas recién inaugurada, apenas si acaba de entornar la puerta por donde, expectante, el Alcalde de Valledupar ha entrado en el certero designio del impostergable Museo de Arte, espacio que acogerá –satelital- la audiencia del mundo. Épica incruenta, festivo asedio retro-prospectivo que nos entregará la ciudad presentida en el sueño inapelable; y más cuando desenvuelve un venturoso despertar espiritual.

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Alcides Figueroa: