En la Casa Indígena de Valledupar, las cuatro etnias que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta, arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos, realizaron una manifestación pública en defensa de su autonomía y el derecho a un gobierno propio.
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Además, manifestaron que solicitan respeto a su territorio ancestral, el cual representa cerca de 1.8 millones de hectáreas, de las cuales cerca de 800.000 están amenazadas ya que existen solicitudes para adelantar proyectos de vías férreas, vías de doble calzada y puertos.
En el caso concreto del pueblo arhuaco, asentados mayoritariamente en el corregimiento de Nabusimake en Pueblo Bello, hicieron un llamado al Ministerio del Interior, ya que a su juicio han desconocido las estructuras de gobierno propio de los pueblos de la sierra y que supuestamente han pretendido crear asociaciones al interior de sus territorios, generando fragmentaciones y divisiones bajo ‘intereses particulares’, que en ningún caso responden a su ley de origen.
Asimismo, rechazaron la convocatoria a una reunión para el 24 de abril en el territorio de Saykumake por parte de la Procuraduría General de la Nación para Asuntos Étnicos y la Defensoría Delegada para los Grupos Étnicos, cuyo propósito según los órganos estatales habría sido ser generadores de espacios de diálogo y acompañamiento de acuerdo a sus funciones preventivas, dado que aún existe diferencias internas derivadas de la presunta elección irregular del cabildo gobernador Zarawawiko Torres Torres.
Sobre este punto, el Ministerio Público, a través de un documento enviado al pueblo arhuaco, indicó que las atribuciones no tienen otro fin que el de salvaguardar derechos colectivos e individuales de las comunidades que gozan de autonomía y libre determinación en sus decisiones. Además, señalaron que al recibir una carta del cabildo gobernador Torres Torres exponiendo su descontento con la convocatoria aduciendo intromisión en temas internos exclusivos de su comunidad, decidieron no realizar dicha reunión, así como también para evitar aglomeraciones, tomando en cuenta que el país atraviesa por un tercer pico pandémico.
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“No obstante, a lo anterior seguimos en el ejercicio de nuestras funciones preventivas, prestos a seguir acompañando y generando espacios de diálogo, comunicación y concertación entre el colectivo y sus autoridades representativas llamadas a tomar las disposiciones que resulten en beneficio del pueblo arhuaco, su fortalecimiento y sobre todo su unidad en cumplimiento a la ley de origen“, señaló la Procuraduría.
RESPETO POR LA LÍNEA NEGRA
Dentro de las pretensiones de los pueblos indígenas está el respeto a su territorio ancestral, delimitado por la denominada ‘Línea Negra’. También rechazaron que se realice la fumigación con glifosato en su territorio, al considerar que esto se traduce en un envenenamiento no solo para la naturaleza sino también para los humanos. “Esta es una manifestación pública para hacer eco nacional e internacional“, anotó el cabildo gobernador Zarawawiko Torres.
Sobre la Línea Negra
La Línea Negra o Zona Teológica consiste en la base representativa que enmarca el territorio ancestral de los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta a través de una serie de lugares con una fuerte carga espiritual (como cerros, ríos, o el mar) que configuran un entramado material y simbólico.
La primera designación legislativa de la Línea Negra corresponde a la Resolución 002 del 4 de enero de 1973, documento que decreta en su primer artículo que este territorio se instaura como una Zona Teológica con 39 puntos articulados por un vector que recorre desde la plaza Alfonso López en Valledupar, Cesar, hacia Riohacha, La Guajira; de ahí al Magdalena por el Parque Tayrona y Santa Marta de forma que se extiende hasta alcanzar el punto en Cesar.
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Es de precisar que dichos puntos espirituales no se ubican exclusivamente sobre la circunferencia que rodea la Zona Teológica, sino que muchos otros se levantan al interior del territorio de la misma.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN.