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El pueblo del Cesar que encantó a las Farc

A las 6:30 de la mañana de ayer, un helicóptero HK 3730 con logos de la Cruz Roja Internacional llegó a Los Encantos, con delegados del gobierno, las Farc, observadores internacionales, de la Misión de Naciones Unidas y de la Cruz Roja Internacional.

Los Encantos históricamente ha sido un territorio con presencia de guerrilleros de las Farc. Se trata de un corregimiento a 1.140 metros sobre el nivel del mar, al cual se llega por tierra desde Valledupar, en un viaje de hora y media. Aunque está en jurisdicción del municipio de La Paz, hay que pasar primero por el casco urbano de San Diego y el corregimiento de Media Luna, para luego realizar un recorrido de 50 minutos en un vehículo 4×4, a través de un inhóspito camino empedrado y con abismos, por el que a diario transitan los productores del campo para bajar sus productos a la ciudad.

Es un pueblo pequeño, con alrededor de 30 viviendas rodeadas por las empinadas montañas de la Serranía del Perijá, pero con las nueve veredas que lo conforman: El Coso, El Silencio, Bella Luz, Las Nubes, Caño Padilla, Caño La Unión, El Castillo, Los Deseos y El Placer, la población supera las 700 personas.

Las condiciones geográficas permiten una variedad de cultivos como el café, aguacate, plátano, maíz y mora, entre otros productos, que convierten a la zona en una despensa agrícola para el norte del Cesar.

Sin embargo, la posición geográfica también ha resultado contraproducente para Los Encantos porque la inversión estatal es casi nula y tal vez por ello a la guerrilla no se le dificultó posicionarse en la zona, que en línea recta está ubicada a menos de 20 kilómetros de la frontera con Venezuela.

Desde el pasado lunes que se conoció sobre la visita técnica de los negociadores de La Habana, a esta población, una de las 23 zonas veredales transitorias de normalización que el gobierno y las Farc escogieron para avanzar en la finalización del conflicto, se intensificó la presencia de militares. Los campesinos aseguraron que nunca habían visto tantos soldados cuidándolos, ni siquiera durante los cruentos enfrentamientos de la fuerza pública con la guerrilla, en los que ellos quedaron en la mitad del fuego cruzado.

La tranquilidad del pueblo ayer se terminó, durante el día, porque los pobladores salieron de la rutina y esperaron a que los delegados terminaran la visita técnica para reunirse en su improvisada cancha de fútbol con la guerrillera que vino de La Habana, alias ‘Sandra’; el vocero de la delegación del gobierno, Gerson Iván Arias Ortiz; el asesor para posconflicto de la Alcaldía de La Paz, Luis Mendoza Sierra, y un garante del gobierno cubano, quienes escucharon y resolvieron inquietudes frente al funcionamiento de la zona veredal.

“Hay un reconocimiento en tierra y en aire para evaluar varias cosas muy importantes: una especial es el sitio de ubicación de los campamentos de las Farc; segundo, el sitio de la sede local de monitoreo de Naciones Unidas; tercero, las características del terreno, facilidad de acceso, vías, la posibilidad de suministrar bienes y servicios”, explicó Arias Ortiz.

A la inusual visita a este rinconcito del Perijá se sumaron campesinos de otras zonas, que por poco no llegan al encuentro debido al cierre en la vía a Los Encantos, que hicieron las tropas del Batallón de Alta Montaña ‘Mayor Raúl Mahecha Martínez’, durante cinco horas, de 6:00 a 11:00 de la mañana.

A un kilómetro del corregimiento, los militares impidieron el paso de campesinos y de los periodistas que pretendían llegar al encuentro de los delegados de La Habana con la comunidad. Sin embargo, el delegado del Comité Departamental Cesar –Guajira de la Federación de Cafeteros, Luis Enrique Saurith, viajó desde La Laguna de los Indios para conocer en detalle el funcionamiento de la zona veredal y solo pudo escuchar la parte final de la reunión que concluyó al mediodía.

“También estamos en jurisdicción de La Paz y por eso necesitamos conocer en detalles todo este proceso y hacer nuestras observaciones a los delegados”, indicó el líder gremial.

La escogencia de Los Encantos ha esperanzado a sus habitantes en cuanto a la inversión que suponen tendrá la zona, por ser un escenario clave para el proceso de paz. Allí esperan que mejore la calidad de la educación.

“Este es un pueblo de gente amable y trabajadora, la mayoría son campesinos y nosotros los docentes queríamos asistir a ese evento porque también tenemos nuestros puntos de vista, pero nos cerraron el paso y quedamos con nuestros discursos y carteles hechos”, expresó José Luis Lesmes Rodríguez, uno de los cuatro docentes de la sede principal del Centro Educativo Los Encantos, que ayer suspendió clases por uno de los eventos más importantes de su historia.

Agregó que en las otras las otras subsedes hay 13 educadores más que instruyen a los menores hasta noveno de bachillerato y quienes no desean continuar la tradición campesina migran a la ciudad para seguir estudiando.

En cuanto a la salud y las vías también esperan mejorías. En este pueblo la gente sabe que cualquier enfermedad que padezca alguno de sus habitantes es lo peor que les puede pasar, porque a pesar de tener una sede para el centro de salud este lleva varios años sin funcionar. Ante cualquier calamidad la gente deben emprender la travesía en carro, con sus enfermos, por la precaria vía que conduce hacia el centro asistencial de Media Luna.

En ese sentido, las Juntas de Acción Comunal, JAC, de las nueve veredas se han asociado para apoyar la votación por el Sí en el plebiscito por la paz, que refrendará los acuerdos pactados por el gobierno y las Farc en La Habana.

“Somos una comunidad que hemos asociado todas las juntas y que estaremos trabajando en el Sí a la paz. Por supuesto nos llena de mucha alegría y satisfacción saber que hoy luego de ser golpeados por la violencia es un día histórico para nuestro territorio, al entender que es posible la paz”, contó el presidente de la JAC de la vereda El Silencio, José Chona, quien además dijo que espera que las inversiones que se hacían en guerra pasen a proyectos sociales para el beneficio de las poblaciones como la suya, golpeadas por el conflicto armado que lleva más de medio siglo.

Diálogos con indígenas

En el corregimiento Caño Padilla hay un resguardo indígena Yukpa, grupo étnico que sumado a otros asentamientos han manifestado al gobierno su malestar por la no realización de la consulta previa para el ingreso de los verificadores del gobierno, las Farc y la comunidad internacional, a sus territorios sagrados en la Serranía del Perijá.

Por lo anterior, el vocero del gobierno, Gerson Arias, se reunió el martes con varios líderes yukpas en la Alcaldía de La Paz, con el objetivo de aclararles dudas sobre las también llamadas zonas de concentración de las Farc.

“El martes nos reunimos con tres cabildos yukpas y se aclararon dudas. Además, el lunes, el Ministro del Interior y el Alto Comisionado firmaron una carta pública reconociendo dos cosas que ya se había acordado en la mesa: uno, que estas zonas veredales no pueden estar sobre territorios colectivos o resguardos indígenas y que cualquier medida que las afecte debe ser concertada con estas comunidades”, dijo el funcionario que también se refirió a los cuestionamientos por la cercanía de esa zona con la frontera colombo-venezolana.

“Hay una franja de seguridad de un kilómetro que también se está delimitando en estos momentos, donde va a estar el mecanismo de monitoreo y verificación, liderado por Naciones Unidas, donde no podrá ingresar la fuerza pública y fuera de esa franja de seguridad estará el Ejército y Policía”, agregó.

Arias recalcó que las zonas veredales o de concentración que tendrán las Farc serán transitorias, puesto que terminarán luego de los 180 días del proceso de dejación de arma y desmovilización. “En ninguna parte está escrito que luego se vaya a definir en estas zonas una reserva campesina”, aclaró.

Los militares que garantizaban la seguridad en el corregimiento Los Encantos, cerraron el paso en la vía por cinco horas.

Por Martín Elías Mendoza

 

 

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