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Pueblo Bello, una economía pobre de grandes riquezas naturales

Pueblo Bello es un municipio rural con altos índices de pobreza. FOTO/DEIVIS CARO.

Comienzos del mes de marzo y en Pueblo Bello, Cesar, las bodegas de café están vacías. La cosecha ya pasó.  Desde finales de septiembre hasta la mitad de febrero, la moderada dinámica del mercado local se alteró con la entrada de más de 4 millones de kilos del grano más popular del país.

Pueblo Bello es un municipio de vocación y dependencia agrícola. Asentado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, los cuatro meses de la cosecha de café son los mejores para la mayoría de sus habitantes.

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Es una cadena increíble: el patrón que vende el café, los trabajadores que contrata, el que lo transporta, el que lo almacena, el que lo cuida, el que lo comercia y el que lo consume. Parece que todo se mueve a su alrededor”, explica Hermez Izquierdo, arhuaco de Pueblo Bello. Según cifras institucionales en una cosecha de café se alcanzan a mover en ventas hasta $50.000 millones.

Pero la temporada pasa y Pueblo Bello lo sufre. Diego Aroca es un joven de 26 años. De septiembre a febrero, cafetero; de marzo a septiembre, mototaxista. “Es eso o quedarme quieto todo el año esperando que vuelva la cosecha”, argumenta.

LA ECONOMÍA DE LAS MOCHILAS

No hay duda que Pueblo Bello es un municipio rural. De sus 29.437 habitantes, 20.023 viven en zona rural y dispersa. Del total de esa población, el 49,4% son mujeres.

Pero el campo y la agricultura en Pueblo Bello son cosas de hombres. Una caracterización realizada en el 2016 marcó que el 75% de los caficultores son hombres, con una minoría del 25% mujeres.

En realidad, ellas son las encargadas de mover la artesanía, el sector que según los habitantes, equilibra la economía del municipio. “Colocando una cifra baja, se cosen alrededor de 5.000 mochilas al mes. Eso multiplícalo por 10, que son los meses que trabajan porque en época de café se baja la artesanía. 50.000 mochilas a un precio promedio de $60.000. Y eso, hay mochilas de hasta $130.000. Es una locura de dinero”, comenta Bligmer Aroca, presidente de una asociación de turismo.

El 49,4% de la población de Pueblo Bello (14.546) son mujeres. FOTO/DEIVIS CARO.

La mujer arhuaca, de tradición, es tejedora. Johana Chaparro sabe tejer pero también le apostó en las pasadas elecciones a la política siendo candidata al Concejo. Aunque no logró una curul, hace parte del movimiento indígena que busca una mayor participación en las tomas de decisiones que afectan su desarrollo humano y social.

POBREZA Y RIQUEZAS DEL CAMPO

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, es la máxima autoridad en mediciones del país. Las cifras del Censo Nacional de Población y Vivienda del 2018 permitieron identificar el Índice de Pobreza Multidimensional, IPM, por municipio. Con un 74,9 %, Pueblo Bello es, según el Dane, el municipio con mayor cantidad de privaciones del Cesar, es decir, con mayor pobreza multidimensional. El porcentaje es preocupante.

El IPM mide factores como las condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo y condiciones de la vivienda y acceso a servicios públicos domiciliarios. En casi todos esos indicadores el municipio del norte del Cesar presenta resultados negativos.

Fiel testimonio es la vivienda de Alberto Camargo, un agricultor de 57 años. En su pequeña casa, con energía eléctrica pero sin agua potable y gas natural, viven cinco personas que dependen de la producción de las tierras ubicadas en la vereda Berlín, en zona rural de Pueblo Bello. Su mejor época, al igual que en todo el municipio, es durante la cosecha de café.

Camargo  hace parte del 36% de los campesinos y arhuacos dedicados a la producción de café que son analfabetas, según un estudio de caracterización realizado en el 2016.

Sin embargo, la mayor preocupación del agricultor es el futuro: no tiene pensión ni seguro, por eso, comenta, vivirá mientras su tierra se lo permita. “Cuando no hay café debemos sembrar bastimentos: sea yuca, plátano, banano, batata. Todo lo que dé de comer y se pueda vender en el mercado”, narra. No tiene otra opción: en Pueblo Bello la tasa de informalidad laboral es del 94,9 %.

EL PULMÓN DEL MUNDO

Además de ser un municipio rural, en Pueblo Bello los arhuacos son protagonistas. Por eso,  la visión de desarrollo, en casos,  va “en contravía de las entidades estatales”.  “Si el desarrollo para ellos es cemento en la Sierra Nevada de Santa Marta y perder lo natural, obviamente seremos los últimos. Pero si miden nuestra riqueza natural, de aquí dependen casi todos los ríos del Cesar, y cultural, no nos va tan mal”, argumenta Hermez Izquierdo al ser cuestionado por las cifras del Dane que sitúa al municipio como el más pobre del departamento. Incluso, afirma, en la visión arhuaca,  el difícil acceso y el mal estado de las vías hacia la Sierra Nevada es una forma de protegerla de “la mano del hombre”.

La venta de mochilas se ha convertido en la economía silenciosa de Pueblo Bello. FOTO/DEIVIS CARO.

A la riqueza que se refiere Izquierdo es que a pocos kilómetros del Mar Caribe se levantan los glaciares de la Sierra Nevada de Santa Marta, el macizo litoral más alto del mundo. Allí tienen los arhuacos su mayor riqueza, el pulmón del mundo.

Sumado a que el abastecimiento hídrico de más de una decena de municipios del Magdalena y Cesar depende de la Sierra Nevada de Santa Marta.

-Quiénes se están quedando atrás – Capítulo 2: Razones geográficas.

Por Deivis Caro.

Categories: Crónica
Deivis Caro Daza: