El 14 de abril de 2017, el mismo día que murió en carreteras sucreñas el cantante Martín Elías Díaz, una familia que transitaba en la vía Valledupar-San Juan del Cesar, justo en la Ye a La Vega, sufrió un accidente en el que pereció una menor de 11 años que había llegado junto con sus padres a pasar Semana Santa.
En ese mismo tramo, este sábado falleció un hombre que venía de Fonseca a Valledupar, luego de haber celebrado su cumpleaños. Y en meses anteriores, otras personas sufrieron accidentes, unos sin saldos que lamentar y otros con víctimas fatales.
La vía Valledupar-San Juan del Cesar, que tan contentos tiene a cesarenses y guajiros porque acortó la distancia entre estos departamentos y facilitó el tránsito que por décadas se ha mantenido entre estos dos departamentos, para fines comerciales, sociales y culturales, se ha convertido en una carretera peligrosa por el exceso de velocidad con el que conducen los conductores.
Son 51,5 kilómetros los que unen a la capital del Cesar con el municipio de San Juan del Cesar, los cuales están en buen estado, bajo la batuta de la concesión Cesar-Guajira, a pesar de los traspiés que ha sufrido este contrato que no busca otra cosa que mantener la vía en excelentes condiciones, con las señales viales respectivas y un peaje que permita recaudar los recursos suficientes para lograr su propósito.
En esta vía que es transitada de día y de noche, tanto por vehículos particulares como de servicio público, no existe ningún control de parte de las autoridades, especialmente después de la Ye que lleva a La Vega, Patillal y los pueblos kankuamos en la Sierra Nevada. Irónicamente los dos accidentes con saldos fatales mencionados al inicio, ocurrieron a plena luz del día, lo que demuestra que no es por culpa de la oscuridad y la falta de demarcación que ocurren los accidentes, sino por la imprudencia de los conductores que abusan de la velocidad y no respetan las normas viales.
Infortunadamente las muertes ocurridas en esta vía generarán algún tipo de acción para evitar más decesos en la carretera. No hay necesidad de enlutar una familia y dejar hogares tristes por el fallecimiento de sus seres queridos en plena vía. El llamado es a la prudencia en el tramo de parte de los conductores y de los pasajeros que se movilizan en vehículos de servicios públicos, quienes pueden llamar a la cordura a los choferes que los transportan (incluso ingresan a la ciudad a alta velocidad); a las autoridades para que en esos 51 kilómetros hagan más presencia para monitorear el tráfico, esa vía a veces parece sin dueño ni ley.