Los cierres de campaña de Ernesto Orozco, Mello Castro y Claudia Margarita Zuleta, los dos primeros candidatos a la Alcaldía de Valledupar y la segunda a Gobernación del Cesar, fueron de gran nivel en cuanto a movilización de personas, atraídas por sus proyectos políticos; los eventos más recientes estos días.
Estas manifestaciones masivas nos dan grandes lecciones, pocas sorpresas e interesantes análisis. Aprendimos que, sin importar cuánto reproche la comunidad sucesos de la política que los afecta, cuando vuelve la oportunidad de cargar en hombros a líderes políticos no hay sol o lluvia que valga.
El pueblo, aunque con altos niveles de abstención en las urnas, vuelve a confiar en proyectos políticos y es nuestro derecho. Al mismo tiempo, esto es poco sorprendente pues cada dos años, tanto para elecciones a Congreso y Presidencia, como para alcaldes, gobernadores, diputados y concejales, el pueblo se vuelca a las calles inundado de esperanza. Sobre esto último deben reflexionar los candidatos.
El análisis de hoy es de corte ambiental. Lo primero que percibimos luego de terminar esos estruendosos eventos fue el estado en el que quedaron las calles: la carrera novena (Mello Castro), y la avenida Fundación (Ernesto Orozco); el de Claudia Margarita Zuleta ocurrió en el barrio Primero de Mayo.
Debemos decir que fue lamentable el aspecto por la enorme cantidad de basuras que dejaron los cientos de seguidores de los candidatos. También debemos aclarar que al día siguiente el aspecto mejoró gracias a las medidas que tomaron, por lo menos las dos campañas a Alcaldía. No tenemos reportes de quiénes intervinieron en la limpieza de la plaza del barrio Primero de Mayo, si la comunidad o la empresa de aseo.
A lo que queremos llegar es a la proyección ambiental de las campañas políticas, pues en el desarrollo de esos cierres brilló por su ausencia la promoción de la limpieza y el urbanismo. Es un enorme reto controlar el comportamiento ciudadano, principalmente en cuanto a una de las conductas más frecuentes de la gente, la de tirar basuras a las calles, lo que al final pasó.
Nos hubiera gustado ver a un ejército de ciudadanos con canecas y bolsas durante las manifestaciones, coordinadores ambientales de las campañas y un mensaje desde la tarima que nos permitiera ver el talante ecológico de quienes aspiran a ser nuestros alcaldes y gobernadores. Algunos dirán que no era el momento, pero, que se grabe en la mente de nuestros lectores, ¡Ese era el momento! Nada más claro que este fundamento: el pueblo no cambiará si sus líderes no promueven ese cambio.
A cada ciudadano la sanción moral que le corresponde, a cada líder igual. Ahora bien, se acercan más cierres de campaña esta semana y por esto convocamos a esos líderes políticos y sus aliados para que promuevan estas conductas en pro de la ecología, sembremos en el colectivo el deseo de proteger nuestro entorno.