El escalofriante escenario de interlocución suscitado con una meretriz y este servidor, puedo sintetizarlo así: Soy trabajadora sexual y nos estamos quedando sin trabajo. ¿Cómo así? dije. Te seguiré contando si me guardas absoluta reserva. Lo prometo así lo haré, le respondí. A los lectores les manifiesto que no revelaré el sitio de este dialogo.
-Oye, no te diré donde nací, simplemente soy colombiana y lo que pasa en estos momentos es que estas venezolanas, también trabajadoras sexuales, nos están quitando el trabajo; yo dependo de esto para sostenerme, igual a mi madre y mis tres hijos (dos niñas y un barón); muchos clientes las prefieren a ellas, las cuales trabajan y se llevan el dinero para su país, están ilegalmente en Colombia; la plata que ellas se ganan aquí les rinde más en Venezuela, también porque tienen hasta 20 ratos diarios y nosotras entre 8 a 10; te cuento que esta actividad requiere de buena presentación, ellas al ganar más se mantienen mejor vestidas y con más plata para conseguir perfumes caros, así atraen más.
Pregunte: -¿No puede cambiar esta actividad? Me respondió alterada: ¿Quieres que mis hijos y mi madre se mueran de hambre?; lo que si deseo es que mis dos hijas mayores de 14 años no hagan esto, se los he ocultado, mi mamá si sabe que soy prostituta.
¿La explotan sexualmente? Esto lo hago porque me gusta, que me vaya bien unas veces y otras mal es otra cosa; claro que tengo que estar vinculada a un estadero como este, donde vienen los clientes, cobro por el rato y de ahí le pago al dueño de este negocio, así funciona esto.
¿La edad tiene que ver en esto? Si, bastante, ya tengo 32 años y dentro de pocos seré relegada y preferirán a las más jóvenes. ¿Ha pensado que puede contraer Sida? Si, algo que me da miedo, pero a qué otra cosa me dedico.
Aquí termina el dialogo con mi entrevistada porque fue solicitada. Hay que saber precisar que mientras los deseos del hombre y la mujer sigan constituyendo una de las necesidades más fuertes de la naturaleza, existirá la prostitución; de no llenar esa necesidad definida, este comportamiento no se materializaría en las dimensiones actuales.
Esta es una alerta temprana que sirve de prevención y reflexión a esa explotación sexual que actualmente vive la meretriz aquí referida, para que no se extienda a la explotación sexual infantil, que es la que más nos preocupa, toda vez que esta conducta si se considera delito por nuestra legislación. La prostitución en la actualidad se convierte en un flagelo de enormes tentáculos, que deteriora la dignidad del ser humano y el reto de la sociedad es tratar de extirpar el germen que la prolífera por doquier; la prostitución es una expresión viva de una realidad que se pretende ocultar.
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