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A propósito del #Me Too

La periodista Claudia Morales, en su columna ‘Una defensa del silencio’, publicada el pasado 19 de enero en el periódico El Espectador, envía un mensaje que en un país machista y tan polarizado como el nuestro, la mayoría de su gente lo ha menospreciado, en cambio en los países civilizados lo aplaudirían, especialmente en aquellas latitudes donde la igualdad de género es un proyecto en marcha ascendente, enfocado a establecer nuevas leyes defensoras de los derechos y libertades de toda la humanidad. Con la intención de proteger a los más débiles de los más fuertes.

Según el curriculum vitae de la periodista aludida, en sus 25 años de ejercicio profesional ha tenido múltiples jefes. Hace varios años uno de ellos la violó, y en la antedicha columna la periodista lo denuncia, aunque no revela su nombre (tal vez porque le genera mucha repulsión, acuño yo), lo describe como un personaje importante en la vida nacional, que todavía sigue siendo muy poderoso, con amplias evidencias de su enorme peligrosidad. Con tal descripción alguien opina que se trata del expresidente Álvaro Uribe Vélez, que actualmente es senador del país y máximo líder del partido político Centro Democrático. La reacción de este personaje fue inmediata, secundada por el uribismo en pleno, algunos estigmatizando a la periodista, que solo cuenta con su valentía y la esperanza de que surjan otros testimonios en contra del supuesto violador.

Lo más admirable de la periodista Claudia Morales es que ha superado el miedo al qué dirán, que en nuestro país es diabólico. En realidad, le han llovido críticas perversas y no han faltado quienes la han conminado a revelar el nombre de su violador, muchos la han apoyado por su declaración que ha provocado un alboroto de grandes dimensiones.

En este debate será trascendental la campaña del movimiento #MeToo, liderada por un grupo de mujeres dedicadas al arte y a la cultura, que a través de las redes sociales y otros medios promueven la delación del acoso y el abuso sexual. Que entre otros fue uno de los motivos que le revivieron a la periodista Claudia Morales la voluntad de denunciar a su violador.

El movimiento #MeToo comenzó con las revelaciones de abuso sexual en Hollywood en octubre de 2017 y desde entonces se ha propagado a todo el mundo. Ya varias subalternas abusadas, tarde o temprano, han desenmascarado a importantes hombres, el primero fue el estadounidense Harvey Weinstein, prominente ejecutivo productor de cine. También han destronado a otros acosadores y abusadores sexuales de sus altos puestos.

La puja de la periodista Claudia Morales apenas está comenzando, hay que esperar hasta donde llega con el acompañamiento del movimiento #MeToo. Al respecto cabe preguntar ¿Por qué no se ha pronunciado su esposo? que es un coronel de la policía, ya retirado, quien hizo parte de la seguridad de Álvaro Uribe Vélez cuando fue presidente del país. Quizás algunos piensan que estará disgustado con su esposa por la humillación que le ha dejado su columna. Tampoco han dicho nada sus cuatro amigos confidentes, cuyos testimonios podrían ayudarla a enfrentar a su temible violador.

En todo caso, el terrible violador y otros personajes de la misma calaña que fungen como grandes funcionarios, eminentes empresarios, exitosos ejecutivos y magistrados de las altas cortes deben estar intranquilos, porque si cae cualquiera de ellos, posiblemente caigan otros de estos que pululan en todo el país como benefactores de la sociedad. Ojalá así sea para que disminuya tan afrentoso sometimiento.

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Jose_Romero_Churio: