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Promover el uso de la bicicleta

A raíz de nuevos estudios difundidos en la ciudad se volvió a poner a la orden del día el tema de las ciclorutas y sus usuarios. Contradecir los beneficios de los mismos es improcedente o más bien, innecesario. No obstante, se requiere revisar las, muchas veces inexistentes, garantías para su masificación.

En primera instancia, la más importante: ¿qué seguridad puede tener un empleado que se traslade con sus elementos mínimos: cartera, celular y muchas veces computador? Un paquete de lujo, sumamente atractivo para un atracador. Un paquete que tranquilamente significa medio año de sueldos de ese trabajador. Me temo que aunque no nos encontremos en los extremos criminales de Bogotá, tampoco estamos en los ideales de Ámsterdam.

¿Quién le va a garantizar a ese empleado su derecho a la movilidad? Es bien sabido que a muchos nos molesta la idea de las armas de fuego en propiedad de particulares, pero es igualmente conocido que los criminales las usan a su albedrío y nos intimidan constantemente ante la inerme mirada de nuestros vecinos, amigos, familiares y conocidos, quienes impotentes hemos visto/sufrido infinidad de veces cómo (nos) arrebatan las pertenencias en fracciones mínimas de tiempo.

Lo más grave no es eso. Lo peor es cuando nos atrevemos a poner la denuncia, cuando queremos cumplir con el deber ciudadano y nos trasladamos a los lugares donde corresponde denunciar el atraco, o peor si solo fue intento. Muchas veces quien recibe se burla de nosotros, añadiéndole sal a la injuria. 

Volvamos a la ciclo ruta. Hace poco vi que mostraban una muy similar a la que había en la novena. El que en otros países haya dobles rutas similares, no es indicador absoluto de su eficacia. Son muchos más los países y los ejemplos exitosos donde las ciclo rutas siguen la misma trayectoria de la vía en la que se encuentran. 

Si efectivamente se quiere promover, esto puede ayudar. Por supuesto, en las avenidas donde ya se diseñaron en doble vía sobre los andenes hay que recuperarlas de los vendedores ambulantes. Allí es mejor pues la arborización nos protege del inclemente sol.

En síntesis, al igual que el uso del transporte público y de muchas otras cotidianidades, el gran problema a solucionar es la seguridad. Ello es lo que nos puede devolver las terrazas, los andenes y las ciclorutas. Una vez haya garantías para movilizarnos sin el riesgo latente al atraco nuestras calles volverán a poblarse, somos muchos los vallenatos que disfrutamos del paseo por los andenes, del saludo a los amigos y de la brisa de la mañana o de la tarde.

Señores coronel de la Policía, alcalde, gobernador, ustedes dennos seguridad que el movimiento en las calles está garantizado.

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Cenaida Alvis Barranco: