En el Día Internacional de la Educación registramos complacidos que en este mes se completará el regreso presencial a los colegios y universidades de los estudiantes de Colombia. En el Cesar ese proceso ya se ha venido desarrollando y se completará con estudiantes de los colegios públicos de Valledupar el 31 de enero.
Es un cambio esencial pues la relación profesor-estudiante, y la socialización entre estudiantes, es determinante para la formación en valores; de información, y habilidades; de emociones y definición del carácter.
Se llegó durante periodo de cuarentena a extremos de prácticas de la conectividad, cuyo efecto negativo podría permanecer en el tiempo, como la de que para que la conexión, tan frágil, fuese sostenible se permitió apagar la cámara volviendo más ausente la inmediación y la relación entre profesor y estudiante.
Esa modalidad en zonas como las nuestras, de baja cobertura y señal, se hizo normal. Y el grado de seguimiento, retroalimentación y profundidad se vino al piso.
Fuimos insistentes, en varios editoriales, en que hace meses debió volverse a la presencialidad de las actividades educativas. Pero se adujo que las locaciones no estaban listas, – que había que empezar por arreglar baños y salones -, otra vez que los profesores se exponían, luego que los mayores transmisores eran los niños y los jóvenes, aunque fuesen los más asintomáticos, y se convirtió el punto en reiterada posición del gremio sindical del profesorado.
Aquí el balance final de este duro golpe a la educación, que representó la pandemia, lo habrían definido la formación y atención de los padres y la familia, la que suele denominarse la primera de la persona, la que le ofrece su casa, su hogar.
Este día recordamos que la educación debe ser lo primero, incluso precede a la salud. ¿Por qué? Porque una sociedad educada es una sociedad que entiende la prevención, la higiene y el cuidado (médico, alimenticio, deportivo) como elemento de bienestar. Y una sociedad educada diseña y administra bien los sistemas de salud pública, y sus agentes técnicos y médicos capacitados son la garantía de su buena calidad.
EL CALDEADO CALDERÓN
En el anterior editorial advertíamos que el lenguaje “es el lazo de la vida civil…” pero también “el alimento de los conflictos, la fuente de las divisiones y de las guerras”. Arturo Calderón, el nuevo secretario de Gobierno municipal, dos veces aspirante a la Gobernación, ‘se despachó’ en su interesante entrevista de EL PILÓN.
Preguntado con qué diagnóstico recibe a Valledupar, dijo: “Con el peor, estamos en un caos. Sin embargo, ningún funcionario que llegue a la Alcaldía quiere hacer sus labores mal, por el contrario, quiere hacer lo mejor pero hay unos estilos o formas de gobernar que deben procurar por mejorar las relaciones con la población vallenata”.
También dijo que “se le debe contar a la gente con transparencia lo que se hace y lo que no. A ningún funcionario le debe dar pena decir que algo no se ha hecho o que no ha podido hacerlo (…) a la gente le gusta que le hablen claro”.