Las normas sobre fundación de las ciudades españolas del ingeniero Obando y las 12 leyes de Alfonso el Sabio, daban recomendaciones que debían cumplirse al fundar una ciudad o un pueblo; ellas eran, entre otras, que el pueblo fuera fundado donde estuviera cercana una fuente de agua para el abastecimiento, que hubiera un monte que proporcionara leña, unos terrenos para siembra de hortalizas y frutales, y unas sabanas comunales para que el ganado pasteara libremente, pero, además, se debían dejar 500 metros a la redonda, libres, partiendo de la puerta de la iglesia en forma circular que sirvieran como ejidos de la ciudad; debía, además, hacerse repartición de solares a los nuevos vecinos y fijar el lugar donde se construirían la iglesia, la cárcel y el ayuntamiento o casa consistorial (hoy Concejo) además de la alcaldía, una urbana y otra pedánea o rural.
Alonso Luis de Lugo, capitán y adelantado hijo del exgobernador de Santa Marta, Pedro Fernández de Lugo, fue nombrado como gobernador de Santa Marta, como recompensa del mucho oro que ofreció al rey. Dentro de este cargo ordena al capitán portugués Francisco Salguero que funde una ciudad en el Valle de los Pacabueyes, para que sirviera de despensa a los pueblos vecinos y para que le brindara descanso cuando él regresara del Nuevo Reino de Granada pasando por este Valle para terminar en Santa Marta. Al mismo tiempo y el mismo año de 1544 ordena al poeta Lorenzo Martín para que funde la ciudad de Tamalameque.
Francisco Salguero se vino de Tunja a fundar un pueblo de españoles el primero de octubre de 1544 al que llamó Valle de Upar, con 40 españoles; repartió solares y ubicó los lugares para las respectivas instituciones, nombró regidores (hoy concejales) y alcaldes, fijó el lugar de la cárcel y el del ayuntamiento, pero no fue bien tratado por los indígenas, ya que no le colaboraban porque se acordaban del maltrato que habían recibido cuando gobernaba García de Lerma, época en la cual les quemaban sus pueblos y destruían sus cultivos; pero además muchos españoles se murieron; por ello se sintió solo y no pudo sustentarse. Vivió cuatro años en el pueblo fundado y en 1548 deja el pueblo abandonado y despoblado y se va a Tunja donde funda el primer convento de monjas de Colombia, llamado Santa Clara la Real, donando su casa para la iglesia y el dicho convento. Estaba casado con doña Juana Macías de Figueroa, pero no tuvieron hijos. Les dejan en la puerta de su casa, en una canastilla, una niña expósita y ellos la crían y la adoptan por no tener hijos, pero al poco tiempo murió, es por esto que deciden separarse voluntariamente y él ingresa a la comunidad franciscana y ella se constituye en la priora del convento de Santa Clara la Real, que hoy en día existe.
Salguero fue encomendero en varios pueblos, entre ellos en la encomienda de Mongüa, donde hoy en día lo recuerdan.
Cuando funda el pueblo de Valledupar organiza en la iglesia la cofradía de nuestra señora de la concepción. Como el pueblo queda abandonado, los indígenas queman la iglesia que era de palma.
Esta información es sustraída de la relación o cuestionario ordenado por el rey Felipe II en el año de 1578, donde las autoridades le declaran al rey, por medio de un cuestionario las preguntas que se les hacían. El pueblo queda abandonado dos años y en el año de 1550 el nuevo gobernador de Santa Marta, Miguel Díaz de Armendáriz, ordena al español Hernando de Santana, nacido en Zafra, que vuelva a poblar, o sea meter gente al pueblo ya fundado pero abandonado y le da otra opción: elevar el pueblo a la categoría de ciudad, como así lo hizo, fundándola el 6 de enero, día de los Reyes Magos, dándole el nombre de Ciudad de los Reyes.
En el acta de fundación no dice que los reyes fueran santos, sencillamente porque no era la santidad lo que los engalanaba sino la sabiduría, ya que eran astrólogos y por ello fueron guiados por la Estrella del Oriente para descubrir el lugar donde nacería el niño Dios.
Fue tan cierta la primera fundación que el segundo fundador en el acta de fundación escribe que estaban en un pueblo ya fundado y poblado por los cristianos anteriormente, o sea que encontró un pueblo ya construido, que él lo elevó a la categoría de ciudad.
El acto de la segunda fundación se efectuó durante dos días: el día 6 de enero se reparten solares y se trazan calles y carreras; el 7 de enero, día domingo, se suspende el acto fundacional, y el día 8 de enero, lunes, continúa el acto fundacional, señalando la manzana destinada a la iglesia, que se llamaría Iglesia de los Reyes; su primer sacerdote fue Francisco Matheus, italiano que venía de Coro (Venezuela). Santana era muy devoto de la virgen del Rosario, patrona de los dominicos y por ello funda dentro de la iglesia La cofradía de Nuestra Señora del Rosario.
En este segundo día fundacional ubica la horca en el cerro que hoy es llamado La Popa, que en esa época se llamaba cerro Butsino Rúa, que significa lugar de hacer pagamentos para que no haya muertes violentas; sabedores los españoles de este significado, se lo cambian inmediatamente ubicando allí la horca que es una forma de muerte violenta. En este lugar, se ahorcaron más de 100 caciques indígenas tupes en el año de 1580, porque ellos habían quemado la ciudad.
En esta segunda fundación de 1550 se reconstruye la iglesia de palma, ya quemada en 1548, y que dura en pie hasta 1580, ya que es quemado nuevamente el pueblo y la iglesia por los indígenas tupes, cansados de que les violaran sus mujeres, les violaban sus hijas y les guaquearan las tumbas de sus mayores para robarles el oro.
Santana hace nombramiento de los siguientes regidores (concejales): Alfonzo de Castro, Blas de Villafaña, López Méndez, Francisco García, Francisco de Ledesma, Antonio Bezos, Blasco Martín, Juan de la Cueva y los hermanos Bonilla; y como alcaldes a Juan Quintero y Alfonso Pérez de Tolosa; sirvieron como escribanos Francisco de Ávila y Hernando Montero.
La Ciudad de los Reyes nace con nueve manzanas divididas por dentro en forma de cruz por dos caminos, esta fue la primera división espacial, semejante a la manzana de la Purrututú; por estos dos caminitos que se encontraban en el centro de la manzana entraban las vacas para ser ordeñadas en los patios de las casas que eran muy grandes, ya que en cada manzana, dividida en 4 partes, sólo había una casa en cada esquina que contaba con un patio muy extenso donde ordeñaban las vacas y las cabras, además tenían sus gallinas y sus cerdos; estos patios eran como pequeñas fincas.
En esta época las manzanas se llamaban cuadras por ser cuadradas y en los mapas el norte no lo ubicaba arriba sino a la izquierda, y arriba ubicaban el oriente, ya que era un punto sagrado porque por esa dirección la Estrella del Oriente había avisado el nacimiento de Jesús.
En la mitad de la plaza, cuando se fundaba una ciudad, enterraban un tronco redondo con una cruz encima, alta, este era el símbolo de la autoridad del rey. Allí amarraban a los desobedientes y los latigaban, era como un humilladero o picota pública. Aquí en Valledupar en la mitad de la plaza en esa época había un palo de jobo o ciruela agria, al ser observado por los españoles decidieron declarar el árbol como picota o humilladero.
Las cortezas de este árbol eran utilizadas por los indígenas para labrar figuras de animales, los que ofrecían como pagamento o pago cuando les iba bien en las cacerías y con ello mostraban gratitud a la madre de los animales que podía ser una montaña o una laguna; pero los españoles le cambian el significado y la utilidad a este árbol, convirtiéndolo en símbolo de justicia y castigo real.
Fuentes Bibliográficas:
-Acta de la segunda fundación de la Ciudad de los Reyes; sacada del fondo Poblaciones del Archivo General de la Nación.
-Relación de 1578 ordenado por el Rey Felipe II
-Visita a la ciudad de Mongüa donde el primer fundador Francisco Salguero fue encomendero.
-Visita al convento de Santa Clara la Real de Tunja.
-Lectura de la obra Elegías de Varones Ilustres, de Juan de Castellanos.