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Primera Dama del Cesar: Con las manos tendidas para ayudar

Edna María Vigna García es una mujer bonita, de charla agradable y sonrisa contagiosa. Trabaja en un sitio sencillo, no es la gran oficina, es un cubículo igual al de los miembros de su equipo de labores. Un sitio lleno de calidez en el que se planifican sueños y realidades en favor de los demás. Allí charlamos un ratico que bastó para conocer la importancia del trabajo que está haciendo y que se propone ejecutar más allá de los años que tenga como esposa del gobernador Francisco Ovalle Angarita.

¿Le gusta la política?

No, me gusta el trabajo social que se puede hacer desde la política. He descubierto que lo que estoy haciendo me llena de felicidad, es impresionante lo que se siente cuando un niño desvalido te abraza o un ancianito te sonríe.

¿Cuál es el trabajo con los niños?

Es un programa de cero a cinco años, desde el embarazo de la madre comenzamos a tratar al niño que va a nacer, todos los días en cualquier región del departamento mi gran equipo de trabajo va realizando la campaña de salud tanto para la gestante como para el niño. No fue fácil, me tocó aprender, leer mucho sobre el tema y asesorarme muy bien.

¿En qué consiste el programa?

A ver, se desarrolla, como ya dije, con el cuidado a la madre y al niño, que no les falte la atención médica a tiempo. Luego ayudamos al pequeño hasta los cinco años en sus necesidades, pero también a los más grandecitos. Y ayuda a los que tienen alguna discapacidad. ¡No se imagina la cantidad de discapacitados que hay en el Cesar!

¿Y con los ancianos?

Es el programa “Abuelos Felices”, les proporcionamos almuerzos a más de 10.000 abuelitos, les damos recreación, les proporcionamos sus gafas, ya hemos entregado 3.000, después de la revisión de un profesional y cuidamos su salud oral. Lo proveemos de prótesis para que coman bien, ya sabe la importancia de la buena nutrición, y comienza por ahí. Tenemos un grupo de odontólogos que trabaja con mucha entrega. En este campo se hacen cirugías para los niños que tienen labios leporinos y paladar hendido.

(Ese es su campo, ‘Ía’, como sus amigos la llaman cariñosamente, es odontóloga periodoncista)

¿Con las mujeres, qué programa tiene?
Ayudamos con orientación a las mujeres cabeza de hogar y vamos a estrenar la Casa Departamental de la Mujer, en donde era el Rosita Dávila de Cuello. Allí se capacitarán con el Sena, de enero a julio. Son programas interesantes, porque de allí salen preparadas para trabajar en una empresa o poner sus propias microempresas; ejemplo: la que hace el curso de panadería, puede poner su negocio o instalar su microempresas con préstamos, puede ser que he haga Idecesar, que dirige el doctor Oswaldo Angulo se siente útil, productiva.

FLOR PÁLIDA
(ÍA, Edna María, confiesa que es romántica, que ha llorado oyendo a Marc Anthony en ‘Flor pálida’: “Hallé una flor un día en mi camino /que apareció marchita y deshojada / ya casi pálida ahogada en un suspiro /me la llevé a mi jardín para cuidarla”)

¿Entonces no le gusta el vallenato?

Claro que me gusta, la música de Jorge Celedón y especialmente la de Peter Manjarrés, él estudió en el Instituto Odontológico Nacional y era el que nos animaba todas las fiestecitas que hacíamos, desde entonces somos amigos. Soy defensora de la música vallenata.

¿Romántica a morir?

Sí, soy muy romántica, la mayoría de las mujeres lo somos, los hombres son más racionales.

¿Su esposo lo es?

A él le gusta mucho el vallenato, romántico, pero tiende a eso que digo, por ejemplo, nos gusta mucho el cine, a él las películas fuertes, de tiros y todo eso; a mí las de amor.

¿Qué opina de su esposo?

Ya todos conocen su sencillez, su buen corazón, lo buena gente que es, yo le doy gracias a Dios todos los días porque lo puso en mi camino, tomados de la mano siempre queremos ayudar mucho y ser felices con los hijos: Camila, muy seriecita, estudia arquitectura en otro país y Adalberto que todavía está juicioso. Son dos ángeles.

El 25 de este mes su papá cumple un año de haber fallecido el doctor Carlo Vigna Pisciotti, háblenos de él.

Mi padre fue una persona muy sabia, lo que somos sus hijos se lo debemos a él; a mí me gustaba sentarme a la puerta de la casa para escucharle sus consejos y sus apreciaciones sobre la vida.

Fue el primer Director de Salud, el doctor Alfonso López lo nombró, el creó todos los centros de salud en los distintos corregimientos y pueblos del Cesar; fue director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y creó todos los hogares infantiles en los pueblos de la región. Él se especializó en Salud Pública, fue estricto y honesto en el cumplimiento de su deber.

¿Y su mamá?
Era muy dulce, muy alegre, ella desbordaba alegría y nos la contagiaba, fue amorosa con todos sus hijos, con: Adalberto, el médico pediatra; Julio, ingeniero civil, es el que más se parece a mi papá es trabajador y callado; Carlos Mario, es un ángel, su compañero hasta el último momento; y Beatriz Eugenia, diseñadora de Interiores, es la menor.

CON LAS MANOS TENDIDAS
Hablar con Eda María Vigna García es una delicia, se nos queda mucho por decir, pero el espacio nos limita, cuando le pedí que dejara un mensaje dijo:
“Estoy en este cargo para servir, no quiero que solo me vean como la esposa del gobernador, sino como una mujer dispuesta a ayudar a todos, con las manos tendidas para colaborarles a los que se acerque a pedir ayuda, con amor por nuestros pueblos, por el Cesar, que en estos momentos es, para el gobernador y para mí, nuestra única prioridad”.

Nos queda sonando la canción que a veces la hace llorar de puro romanticismo: “De aquella flor el dueño soy yo / y he prometido cuidarla / para que siempre este cera de mí / Para que nunca se vaya”.

“Estoy en este cargo para servir, no quiero que solo me vean como la esposa del gobernador, sino como una mujer dispuesta a ayudar a todos, con las manos tendidas para colaborarles a los que se acerque a pedir ayuda”.

Por Mary Daza Orozco

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