El presupuesto es la herramienta que le permite al sector público cumplir con la producción de bienes y servicios públicos para satisfacción de las necesidades de la población de conformidad con el rol asignado al Estado en la economía y sociedad. Es el mayor insumo para que el Estado pueda funcionar, mediante el personal (funcionamiento), los proyectos, infraestructura (inversión) y el pago de las deudas. El cálculo, la planeación, aprobación y gasto de estos dineros, es un proceso largo y complejo que incluye una amplia diversidad de actores.
El 18 de octubre de 2023, el Congreso de la República aprobó el presupuesto para la vigencia 2024, por un total de $502,6 billones. Para inversión 99.8 billones (20 %), funcionamiento 308.8 billones (61 %) y servicio a la deuda 94.6 billones, (19 %). El Presupuesto General de la Nación (PGN) se compone de 30 sectores que agrupan a 163 entidades del orden nacional.
Los $502,6 billones del presupuesto 2024 representaron un incremento del 9 % en comparación con el PGN 2023. El crecimiento del gasto público debe ser consistente con el cumplimiento de la Regla Fiscal, como garantía de estabilidad macroeconómica y sustento de la institucionalidad, la confianza en los inversionistas, la banca multilateral y las calificadoras de riesgo. Para 2025 el gobierno del presidente Gustavo Petro, presentó al Congreso de la Republica el presupuesto General de la Nación por un $523,7 billones.
Colombia hace parte de los países con deficiencias en infraestructura. Cuanto mayores sean las deficiencias de un país en infraestructura, mayor inversión debe realizar, es decir, mayor formación bruta de capital fijo (FBKF), tanto privada como pública. Aunado a las deficiencias, subsiste un problema fundamental: el crecimiento de la deuda pública del Gobierno nacional, que proviene del déficit fiscal estructural, que, además, es susceptible a los efectos como el crecimiento de la economía, variaciones del tipo de cambio, tasa de interés de la deuda interna y externa, inflación, entre otros. Por lo tanto, es recurrente que la proyección de los presupuestos para cada anualidad sea superior a la anterior.
La dinámica de la economía con sus respectivas presiones sobre las finanzas públicas del país, habilitan la recurrencia de la disminución del Estado y la limitación de las transferencias que corresponden a los programas subsidiados. Sin embargo, en el otro frente en 2023, estas recetas pueden desproveer o dejar en la cornisa al 33 % de los colombianos en pobreza monetaria y al 11.4 % en pobreza extrema. Asimismo, al 10.2 % que es el mismo periodo estaban desempleados.
En Colombia satanizar las iniciativas es una conducta consuetudinaria. Las contiendas electorales y la neo ideologización política nos alejan del famoso “acuerdo sobre lo fundamental”. El presupuesto para 2025, debe concertarse en su escenario natural: el Congreso de la Republica. Es improcedente la “dictadura fiscal”. De igual manera, es imperativo superar las causas de la insuficiencia del gasto público como lo exigen los estándares de los países desarrollados y del promedio de la OCDE. Seguimos siendo Colombia con nuestros problemas económicos, sociales, culturales y regionales, por lo tanto, no es improvisación otra nueva Reforma Tributaria, pero es ineludible la transparencia y focalización del gasto.
Por: Luis Elquis Díaz.