En 18 años de experiencia en el sector agropecuario, jamás había visto que el presupuesto de inversión del sector agropecuario fuera recortado para el año siguiente. Con esta desacertada e incomprensible decisión del Ministerio de Hacienda, seguramente veremos una caída en la superficie agrícola y un incremento en las importaciones de alimentos en el 2017.
En todos los países del mundo, la producción agrícola y pecuaria es fuertemente subsidiada porque los gobiernos necesitan garantizar la seguridad alimentaria a su población, impulsar el desarrollo rural, generar empleo y riqueza. Las ayudas a los productores del campo son necesarias por el alto riesgo que representa desarrollar esta actividad productiva a cielo abierto en zonas rurales donde el Estado tiene poca presencia.
En Estados Unidos, por ejemplo, el presidente Obama destina anualmente US$ 191.200 millones para dar ayudas a sus productores. En la Unión Europea, los apoyos a los agricultores ascienden a US$ 320.000 millones al año y en Brasil aprobaron un paquete de ayudas en créditos para los agricultores por US$ 60.000 millones. El presupuesto de ayuda a los productores colombianos, no llega ni siquiera a los 500 mil dólares y el 30 % se queda en burocracia. Por eso, causa desconcierto e indignidad, cuando vemos a ciertos dirigentes industriales y bibliotecarios del agro azuzando al Gobierno para que elimine los subsidios a nuestros productores del campo.
¿Cuáles subsidios?
Claramente, aquí existe un problema de falta de planificación y descoordinación entre los ministerios de Agricultura, Transporte y Hacienda. A esto no hay que darle tanta vuelta. El presupuesto del sector agropecuario debe obedecer a las metas de crecimiento que el Gobierno Nacional ha trazado a través del programa “Colombia Siembra” y orientado a resolver los problemas de ineficiencia en la gestión pública, destapados en los informes del reciente Censo Agropecuario.
Si el Gobierno fijó una meta de sembrar un millón de nuevas hectáreas en cultivos de cereales y granos, palma de aceite, cacao, forestales, frutas, verduras y hortalizas para sustituir la importación de diez millones de toneladas de alimentos y aumentar las exportaciones agrícolas, pues fijen los recursos que requiere este programa de inversión. Y si el Censo Agropecuario dice que hay que invertir más recursos en escuelas rurales, distritos de riego, asistencia técnica y mecanización de cultivos, para volver el campo más rentable, ¿qué esperan para asignarle un presupuesto a estas necesidades de inversión?
Se trata pues, de sentarse una mañana con los representantes de los gremios de la producción agropecuaria y los congresistas de las comisiones económicas para definir: i) Los instrumentos y el presupuesto de ayudas que los productores del campo requieren para administrar sus riesgos y aumentar la productividad. ii) Las inversiones en bienes públicos que se requieren en las principales zonas de producción agropecuaria. iii) El presupuesto en investigación y transferencia de tecnología.
Ojalá, de aquí al 21 de septiembre, como lo prometió el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, lleguen a un acuerdo en la asignación del presupuesto que realmente necesita el agro colombiano para que crezca y se convierta en un sector competitivo.