Con un amigo hemos confeccionado una especie de inventario sobre términos y situaciones que no se sabe desde cuándo y cómo, pero terminan siendo parte del lenguaje y los giros usuales. Por ejemplo, parece que no existiera otra forma de expresarlo, las necropsias son de “rigor”. No se ha podido introducir el uso de otros vocablos tal y como “legal” u obligatoria, de ley, y tantos otros sinónimos que aportan variedad en el léxico.
Otro: “aparatoso accidente”. Aparte de lo monótono y reiterativo creo que no es una buena calificación, pues lo de “aparatoso” tiene otro significado en el diccionario de la Real Academia de la lengua. Pero eso, no hay ni habrá quien lo modifique.
Cuando se da un homicidio en el cual la víctima posee un rico prontuario judicial, nada que hacer, el señalamiento es de “ajuste de cuentas”. Podría uno imaginarse que es el tendero de la esquina haciendo su cobro, pero nada, todos sabemos que es eso de “ajuste de cuentas”.
Sería útil que los redactores que manejan el tema judicial en los periódicos y los otros medios deberían tener un conocimiento mínimo de los términos judiciales. Si se ordena arresto contra un alcalde por no acatar un fallo de tutela, eso no es un delito, y además el arresto no conlleva “cárcel”. Es un simple arresto, pero si fuera del caso que una persona sea señalada por cometer un delito, eso no equivale a una condena, su inocencia está a salvo y solo después de una sentencia en firme se podría afirmar que ha delinquido.
Otro vocablo que se utiliza muy mal es el de “presunto”. Es terrible. Invito al distinguido columnista Dr. Hugo Mendoza para que nos brinde claridad al respecto.
No estaría mal que los medios se preocuparan un poco por este asunto.
Otro manejo confuso es el de incluir todo el territorio departamental como afectado por algo que solo ocurre en algunos municipios. Por ejemplo, se presentan unos casos de dengue en Leticia (Amazonas) y otros en Caucasia, Antioquia, y de seguro en otros distritos también, pero no es en todo el territorio departamental. La infografía nos mostrará resaltado en el mapa de Colombia todo el territorio, y se pensará entonces que Antioquia es un mar de dengue, cuando a lo mejor el mal se circunscribe solo a algunas zonas.
He hecho un ejercicio municipalizando la información, y es más exacta y veraz.
Y bla-bla-bla, el fenómeno de El Niño, los incendios forestales y la contaminación ambiental. Hace 70 años cuando yo era un infante y acompañaba a mi abuelo a su hacienda ganadera lo escuchaba quejarse de “el verano” y revisaba preocupadamente el nivel de agua en los jagueyes. Pero mirando bien veo que es el mismo Niño, pero que aquellas calendas no tenían nombre, era un verano, y en esa estación no llueve, nunca ha llovido y creo que por ahora eso no variará.
Se daban incendios forestales, la mayoría manejados por los agricultores para limpiar sus potreros de las malezas y derivado de estas prácticas era la “calima”. El país quedaba cubierto por un humo denso que afectaba inclusive a la aeronavegación. Los DC4, aviones de la época, que no podían superar el techo de esa bruma volaban dentro de ella y se sentía hasta en la cabina (que no era presurizada).
Y así diariamente. Haga la prueba y verá, revise a ver cuántas necropsias de rigor y presuntos encuentra.
Jaime García Chadid