Hoy se cumplen dos días de la posesión del señor presidente de Colombia, recordamos aún el acto el pasado domingo, con una serie de elementos nuevos como era de esperarse.
Nombrar a sus invitados especiales, en medio de la crema y nata de la expresión política de Colombia y de los países que tuvieron delegación en el acto: el silletero de Antioquia, la vendedora ambulante de Chocó, una familia de cafeteros de Anserma, Caldas y otra de Santa Helena, Antioquia; una barrendera de Medellín y un pescador de Honda Tolima. Faltó Panao en esta lista de invitados.
Que muchas delegaciones de artistas, se hicieran presentes en diferentes actos durante el día de transmisión de mando como Enkelé, por ejemplo, un grupo musical conformado por mujeres del sur del Cesar y de Santander; los niños del Vallenato del maestro ‘El turco Gil’ con la asistencia de Félix Carrillo Hinojosa, y artistas de otras regiones del país, hace de este acto algo significativo.
En hora buena la asistencia de estos artistas y sus respectivas expresiones folclóricas.
La suspensión de la ceremonia para que en su primer mandato presidencial Petro solicitara al comando militar trajeran la espada de Bolívar y estuviese allí en el espacio de la posesión, sobre todo cuando el saliente presidente Duque se había negado a dejar salir la espada.
Son cosas que suceden en este tipo de procesos y que desde luego marcan un derrotero, dice el refrán popular: ‘con el desayuno se sabe cómo será el almuerzo’.
Pero más allá de esos elementos y de los nombres barajados y nombrados como ministros, en esa ‘primera línea’ de mando presidencial, a ese primer presidente de izquierda que tiene Colombia, que tanto añoran muchos y que odian otro tanto, le deseamos éxitos en su gestión.
Es necesario que tengamos un poco de optimismo, sé que esto de la política es de amores y desamores; que algunos han jurado firmar en mármol sus compromisos y después los ignoran, que empeñan su palabra en la gesta de no más reformas tributarias, pero cuando se dan cuenta que no tienen más de donde sacar recursos, les toca.
Hace muchos años se vienen violando los derechos humanos en este país, se han avalado abusos contra los líderes y permitido que las fuerzas públicas no actúen con el pueblo sino contra el pueblo. Estamos cansados de tanto abuso y de tanta felonía
Este será, así lo cree medio país y más, el gobierno de la vida, el que luchará contra la corrupción. El que no permitirá más atropellos contra la mujer y dignificará al pueblo pueblo. Por eso el domingo, escuchamos nombres de personas humildes en un discurso de posesión presidencial, eso nunca había sucedido. Ojalá no sea pura fantasía barata.
En su discurso ante sus ministros recién posesionados, habló y les dijo “Nosotros no podemos fallar” y de igual forma hizo un llamado para no permitir la corrupción; “Se debe empezar a gobernar; los ojos del país, – y más de quienes no lo apoyaron- están puestos sobre nosotros para evaluar nuestro desempeño”
Muchas cosas, muchos compromisos y la promesa de no dividir al país: “Quiero una Colombia fuerte, justa y unida. Los retos y desafíos que tenemos como nación exigen una etapa de unidad y consensos básicos” Ojalá así lo entiendan sus representantes en región. Sólo Eso.