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Prepotencia del corrupto

No obstante la multivariabilidad conceptual de la locución, ya no cabe ninguna duda que la corrupción no solo es pura exacción de recursos económicos públicos o privados. Recuérdese que hay delitos como el de corrupción privada, Art. 250A del Código Penal. Hay corrupción hasta en el pensamiento. En el comportamiento. En la actitud.

La soberbia es forma elevada de corrupción. El maniqueo es corrupto. El abuso del poder multiforme prepotencia. Así las cosas, la convocatoria de una marcha en el país para el primero de abril contra la corrupción es sintomática de la inordinada e incoherente tozuda realidad, porque ha sido citada por prepotentes y soberbios. Y quienes la promueven, sin pelos en la lengua, sinvergüenzas.

El exprocurador Ordoñez, sin los caninos uniraticulares que lo dibujaban Drácula, es un personajillo extrañamente iracundo, encerrado en hirsuta vanidad. Ostensiblemente ridículo con la tirantas calzoneras. Deletéreo. El expresidente Uribe tiranuelo que por su baja estatura la sangre le circula, ahí mismo, que prontamente lo descubre despótico y lo procura insustituible. Indudablemente tenía pedestal en la historia de la patria del que se bajó por vanamente endiosado.

Sus adláteres de variada especie. Dos intelectuales cínicos, fatuos y rabiosos: el exministro Londoño Hoyos y el senador Obdulio Gaviria. Matizan sus cavilaciones con elucubraciones siempre ponzoñosas y de posudos intelectualoides. Los únicos inmaculados son ellos y las puras validas, sus percepciones cerradas. Ambos hombres reprochables. Malévolos. Basta observar sus expresiones faciales.

La senadora Paloma Valencia, esotérica mujer. Siempre virulenta. El senador Iván Duque, un joven político que lo enredó su arribismo partidista. Actúa con desespero, porque cree que en la hora de ahora es su cuarto de hora. Jaime Amín un senador de decires incoherentes. Sin fluidez. Inútilmente presumido.

El Presidente Santos, la misma vaina de todos aquellos juntos. O peor. Un hombre con peripatética suerte. Y llegó a un sitial donde jamás ha debido situarse. Sus escuderos, el senador Benedetti, siempre habla y hace ademanes de auto sorna. Burlón. El senador Roy Barrera es un antipático corrupto por lo que se dejó dicho arriba. Insoportable por lo insolente.

Engreídos, arrogantes, irascibles, intemperantes, senadores de izquierda como Robledo, Cepeda. Cabecillas como Petro o mujeres estólidas como la senadora Claudia López, hacen parte de la energúmena fauna colombiana. No obran desde la razón, sino con generalizaciones espurias, prejuiciosos, por lo tanto nunca serán fiables.

En política la derecha corrupta y la izquierda peor. O exacta. El Centro Democrático multiformes amorales. La U, el partido del Presidente Santos, ídem. Uribe Vélez y Santos Calderón definitivamente lideres nefastos para la patria.

El Centro Democrático paradojalmente obra con causa populista, proponiendo guerra política, cuando como se sabe los súbditos de Uribe siempre han estado merodeando los partidos políticos. Fugitivos. Egoístas.

Con rasgos y perfil de vagabundos todos los de arriba. ¿Los uribistas y santistas son diferentes? Entonces ¿pueden los corruptos convocar a una jornada de protesta anticorrupción?. Por favor, simplemente desconcertante e indignante.

Ante el panorama de hoy que somatizamos obvio que se escribe con rabia. Molesto. Iracundo. Todos ellos han atomizado a Colombia. No tenemos nación. País. Ni mucho menos patria. Todo es anárquico. Salvaje. Ciertamente es feo lo que se deja dicho pero así de cruda son las cosas. ¡Ojalá la reacción sea castigarlos en las urnas!

Por Hugo Mendoza Guerra

 

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