El analfabetismo, un tema que debería haberse superado desde hace décadas, increíblemente sigue latente en territorios como Valledupar y el Cesar. En medio de tantos avances tecnológicos, no se puede concebir que aún encontremos personas mayores de 15 años de edad que no saben leer ni escribir.
Pero el problema no es solo local, según los últimos informes, en el mundo existen más de 700 millones de personas analfabetas, en América Latina hay 28 millones correspondiente al 6% de la población. En Colombia, según el Censo de población de 2018, el analfabetismo es del 5.1%, 2.4% en Bogotá. Las tasas más altas están en La Guajira, Sucre, Córdoba, Cesar y Chocó. La preponderancia de la Costa otra vez como en todos los indicadores realqcionados con la pobreza y el atraso. Muy triste.
En cuanto a Valledupar, los últimos informes del DANE revelaron que esta capital es la quinta ciudad de Colombia con mayor índice de analfabetismo con un porcentaje del 10.8%, seguido de Montería con 11.8%, Sincelejo 14.7%, Quibdó 14.9% y el primer lugar Riohacha con 18.7%. Que recordemos el último esfuerzo grande en nuestra localidad se hizo en la alcaldía de Fredy Socarrás hace más de 10 años.
Al revisar el comportamiento histórico del analfabetismo en el Cesar encontramos que este siempre ha sido crítico en nuestra región, desde principios de los años 80, así lo demuestran.
Se calcula que la tasa de analfabetismo en el Cesar, en personas mayores de 15 años, está alrededor del 8% que como se puede ver es superior al promedio nacional.
Siempre se dice que uno de las principales causas es la falta de acceso equitativo a una educación de calidad en algunos barrios y las zonas rurales apartadas; sin infraestructura en que muchos niños y jóvenes no asistan a clases y otros abandonan la escuela prematuramente.
Sumado a ello está la persistencia de la pobreza, la cual hace que muchas familias prioricen la supervivencia diaria, lo que obliga a los niños a trabajar en lugar de asistir a la escuela. La precariedad económica, además, no solo limita el acceso a materiales educativos, sino que también reduce la capacidad de los padres para involucrarse en el proceso educativo de sus hijos, generando una brecha entre generaciones.
También influye el factor cultural, en ciertas zonas rurales del Cesar, especialmente en comunidades indígenas y campesinas, persisten barreras culturales y lingüísticas que dificultan el acceso a la educación formal. Las escuelas no siempre están preparadas para abordar estas diferencias, lo que deja a muchos niños y adultos fuera del sistema educativo.
Históricamente la inversión oficial en educación ha sido insuficiente. Se reconocen algunos esfuerzos recientes en el Cesar, pero no están precisamente destinados a combatir el analfabetismo.
El analfabetismo en el Cesar no solo afecta el desarrollo individual de sus habitantes, sino que también frena el avance social y económico de la región, por ello en esta fecha del Día Mundial de la Alfabetización el propósito principal ha de ser el inicio del diseño y formulación de políticas que permitan superar todas las barreras que impiden el avance educativo de nuestros jóvenes.
Coletilla. Han sido generaciones las que han estudiado en el Colegio Loperena en sus 82 años, pero, que sepamos, la Gobernación no le ha cumplido hasta ahora a la primera institución educativa oficial de los vallenatos, desde que el exgobernador Monsalvo Gnecco le hizo públicas promesas.