X

Prensa libre en el conflicto

El secuestro de los periodistas Salud Hernández, Diego D’Pablos y Carlos Melo, del periódico español El Mundo y el canal RCN, respectivamente, así como la retención y robo de equipos de los periodistas cesarenses Diego Velosa y su camarógrafo, en la zona del Catatumbo por parte de la guerrilla del Eln, puso otra vez en escena el papel del periodismo en medio del conflicto armado.

La discusión sobre si era secuestro, retención o desaparición, quiso ponerle un velo de suavidad al hecho, para bajar la tensión que existe en el país cuando se realizan diálogos de paz con una de las guerrillas más viejas, como las Farc, y las expectativas del inicio de las conversaciones con el Eln. Independiente del mensaje que envió la guerrilla del Eln con este hecho (mantuvo más de una semana secuestrados a tres periodistas), no se le puede bajar el volumen al tema de hacer periodismo en las regiones, con todas las dificultades y adversidades que siempre hemos vivido en Colombia, no en vano en 40 años más de 150 periodistas han sido asesinados por grupos armados ilegales y organizaciones criminales.

Pese a las adversidades e incomprensiones que existen alrededor del ejercicio del periodismo, vale la pena resaltar el sentido de la lucha de defender, por encima de cualquier consideración, la libertad de expresión. Hoy se sorteó esa situación, no solo porque era Salud Hernández, una periodista española que levanta ampollas con su trabajo, que a muchos les gusta y a otros disgusta, sino porque se hizo una vez más la defensa de un pilar fundamental en una democracia. El periodismo que se hace en las regiones y, sobre todo, en zonas de conflicto, es el más valiente y a su vez el más desprotegido.

La solidaridad de los periodistas en general, que como el gremio vallenato, dijeron “libérenlos ya”, es uno de los saldos positivos de este amargo episodio. La Fundación para la Libertad de Prensa jugó un papel importante y lideró una oportuna causa por todos los periodistas afectados.

Defendemos la libertad de expresión y como tal exigimos una vez más a las autoridades las garantías para hacer periodismo sin obstáculos, no solo en la zona rural, sino en la ciudad, en los barrios donde hoy dicen que no podemos entrar porque son peligrosos. En Valledupar y el Cesar en general ya hay territorios vedados, no podemos ir porque no sabemos lo que pueda pasar y ninguna autoridad hace o dice nada. ¿Es así como vamos a enfrentar un escenario de posconflicto?

Categories: Editorial
Periodista: