En la política los tiempos son cortos y cuatro años pasan en un abrir y cerrar de ojo. Por eso, a 12 meses de las elecciones regionales de octubre de 2023 la mayoría de aspirantes a la Alcaldía de Valledupar empezaron la carrera. Algunos con más posibilidades que otros.
Como todos los años, el tiempo y la realidad servirán de filtro para descartar a aquellas candidaturas que no tienen fuerza ni voto. La lista, hasta ahora, la encabeza Ernesto Orozco, quien a pesar de haberse ido a trabajar a Bogotá luego de sorpresivamente perder la batalla contra el actual alcalde Mello Castro, siempre dejó claro que su sueño es gobernar la ciudad.
A priori, Ernesto parece el más opcionado por factores que en el pasado lo hundieron: y es que hoy se muestra como la oposición a Mello Castro del que algunos analistas consideran desgastado e impopular.
Pero para algunos Ernesto no es invencible y quieren despojarlo de la deseada bendición del líder del Equipo Azul. Por ejemplo, el exsecretario de Gobierno Gonzalo Arzuza empezó una serie de recorridos por medios y posibles aliados para construir su candidatura.
De unir los apoyos necesarios, Arzuza podría ser una opción viable si logra sacar adelante su discurso en contra de la inseguridad, uno de los principales problemas que golpea a Valledupar (junto al desempleo).
En esa lista también está Sandra Cujia, exsecretaria de Gobierno de la ciudad, quien en el 2019 se quemó en su aspiración para llegar a la Asamblea del Cesar. Aunque no ha jugado todas las cartas, al parecer, podría ser candidata el próximo año.
Y por último, en la misma línea o que al menos estuvieron juntos en la Alcaldía del exmandatario Augusto Ramírez Uhía, aparece Elmer Jiménez, exdirector de Indupal, quien decidió iniciar su campaña siendo opositor al actual alcalde de Valledupar. En sus primeros movimientos se ha dejado ver en las calles y conversando con jóvenes a través de Instagram.
EL OTRO BOMBO
A los candidatos del grupo político que perdió las elecciones del 2019 se les suman los concejales y exfuncionarios de la actual administración. La cabeza más visible en este caso es la exsecretaria de Salud Lina de Armas.
Aunque terminó mal con el alcalde, con acusaciones de traición, de Armas ganó reconocimiento en la ciudad por su talante durante la época más dura del covid-19. Aunque los reflejos recayeron sobre Mello Castro, la exsecretaria supo estar en las calles y liderar procesos como la vacunación contra el virus.
La pregunta es si ese trabajo le alcanzará para llegar al principal cargo de la ciudad, y con quién correrá de la mano. Pues en el 2019, luego de retirar su candidatura, ‘traicionó’ a los alternativos (hoy con presidente de la república) para apoyar al actual alcalde. ¿Recibirá la bendición del Pacto Histórico?
En el mismo carril, sorpresivamente apareció Alfredo Saade, quien con su discurso cristiano, cuestionado en Valledupar pero que le sirvió a nivel nacional, llegó a ser precandidato presidencial. Ahora, en los últimos días, se le ha visto cuestionando las decisiones del alcalde de Valledupar frente al desalojo de los invasores de la urbanización El Porvenir.
Saade no es del agrado de los tradicionales del Pacto Histórico en el Cesar, sin embargo, en poco tiempo logró acercarse al líder y hoy presidente Gustavo Petro por encima de aquellos que llevan años de carrera sin mucho éxito electoral.
Ya el exprecandidato presidencial dijo que, aunque familiares le habían pedido que no fuera candidato a nivel regional, “las acciones de las mafias locales lo están obligando”. ¿Logrará Alfredo Saade el aval de Petro por encima de los antiguos líderes locales de la izquierda?
Buscando la misma bendición aparece el excandidato Alain Jiménez, quien a pesar de su destacada carrera profesional no se ha caracterizado por ser un gran candidato. Con un discurso claro de izquierda, el líder del Polo Democrático está pensando presentarse de nuevo a la Alcaldía de Valledupar.
El problema, al igual que las elecciones pasadas, es que los alternativos, inflados por la victoria de Petro, seguramente llegarán divididos. División que los ha condenado a quedar en los últimos lugares en las elecciones regionales del Cesar.
LOS CONCEJALES
En el otro bombo aparecen los concejales que quieren dar el salto. En primer lugar está el concejal por el partido Verde Jorge Luis Arzuaga, quien quiere liderar el discurso alternativo en Valledupar.
A la par está el concejal Luis Fernando Quintero, quien está tanteando fuerzas y apoyos para medir la aceptación de su candidatura. Recientemente su hermano Carlos Felipe Quintero logró reemplazar a su padre en el Congreso de la República. Sin embargo, sobre la espalda de Quintero pesa su apoyo al actual alcalde, quien no cuenta con mucha popularidad.
En este grupo se puede resaltar la casi segura candidatura del médico y exconcejal Julio Julio Peralta. Su dinámica le alcanzó para llegar al Concejo en el 2019, por eso durante toda la pandemia lideró las quejas de un maltratado sector salud. Con ese impulso quiere mostrarse como una alternativa viable a la Alcaldía de Valledupar.
El también profesional de la salud Hervin Mendoza de origen liberal y exsecretario de Salud departamental también parece se quiere hacer contar en la aspiración al primer cargo de la ciudad.
Del sector salud, pero nuevo en la política, aparece el empresario Álvaro Portilla, quien se quemó en su aspiración para llegar al Senado de la República. El empresario ha manifestado públicamente su anhelo de ser candidato en el 2023 apoyado en su equipo de trabajo de la clínica (que en época de campaña se mueve disciplinadamente a buscar votos) y su reconocimiento profesional.
Otro empresario que quiere pasar a la política es Ricardo Reyes. El carismático ejecutivo ha sabido moverse en el sector comercial de la ciudad administrando las tiendas Mi Futuro. Con ese éxito en las espaldas quieres moverse en las turbias y confusas aguas de la política y ser el próximo ‘outsider’ de la política vallenata.
Guido Verdecia también le ha comentado a su círculo cercano el propósito de llegar a la Alcaldía de Valledupar. El exconcejal y exgerente de Fonvisocial, de tradición conservadora, quiere postular su nombre buscando conquistar el voto de aquellos agradecidos por su gestión.
En conclusión, siendo críticos, podría concluirse que la abundancia de candidatos, que buscan redireccionar una ciudad que parece perder el rumbo, es también el resultado de la falta de liderazgos sólidos que congreguen fuerzas (más allá de simples maquinarias). ¿Se construirán esos liderazgos de aquí a octubre? El tiempo lo dirá…
Por Redacción EL PILÓN