MEDIO AMBIENTE
Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Cuando las predicciones sombrías de la década de los 70 presagiaban un deterioro acelerado del planeta, se recurrió a la educación ambiental como última tabla de salvación. Era urgente la formación de ciudadanos dotados de un nuevo sistema de valores, y capacitados para actuar y gestionar de forma eficaz su medio natural.
Todos los procesos de enseñanza-aprendizaje deben iniciarse, no obstante, con la explicación de concepciones, ideas y valores que subyacen, casi siempre, tras el objeto de estudio. Por ello, parece necesario abordar brevemente las ideas colectivas que han condicionado las relaciones seculares entre las relaciones humanas y la naturaleza.
Así, la visión antropocéntrica de las relaciones hombre-medio ambiente se ha alimentado de una doble visión: por un lado, se consideraba al hombre como dueño de la naturaleza, sin que existiese ningún código limitador en esas relaciones; por otro, se otorgaba un misterioso margen de bondad a la regla de la naturaleza frente a las normas de organización de la sociedad.
La idea de progreso, unida al bienestar económico, ha calado tan profundamente en la mentalidad colectiva actual que cualquier innovación, tanto en el campo tecnológico como en el material, se considera indicio de esa capacidad evolutiva. En este escenario de hegemonía de las ideas económicas liberales, los recursos naturales (flora, agua, fauna, minerales, suelo, atmósfera) son tratados como capital, como bienes que puede transformarse y venderse. Si un país quiere progresar, debe transformar su capital natural, convirtiendo sus recursos en bienes vendibles. Todavía no se planteaba la idea de que hubiera unos límites al crecimiento en un mundo con recursos limitados. Notamos que las tesis pesimistas de Malthus en (1789) no tuvieron la audiencia debida hasta el siglo XX. Décadas más tarde, Jhon.S.Mill plantea por primera vez la imposibilidad de un crecimiento ilimitado, e introduce el concepto de “estado estacionario” o situación de ralentización productiva en el ritmo de crecimiento económico.
Pero las fisuras del modelo occidental de crecimiento comienzan a manifestarse cuando se advierten los peligros cuantitativos (agotamiento de recursos, desequilibrio entre población y alimentos), pero especialmente cualitativos, con la falta de elasticidad de la atmósfera para acoger mayores niveles de contaminación y la irreversibilidad de ciertos daños. Es en este punto de no retorno cuando comienza a tomar fuerza la asunción de valores ambientales, como gran pilar de la educación ambiental que debe ser condición para la educación de todo ciudadano a nivel mundial.
NOTAS BREVES:
Hemos observado con estupor el estado lamentable en que se encuentra la mermada corriente del Río Mocho de La Paz y consecuencialmente el tan famoso balneario El Chorro, convertido en selva por su exuberante vegetación como producto del suelo fértil arrastrado hasta su lecho, del cual está repleto, junto a la inmensa cantidad de basuras que le arrojan. Oigan señores pacíficos, por favor, qué pasa con su espíritu cívico. ¿Será que el Señor Alcalde necesita un convenio con Corpocesar o mucho dinero para habilitar este sitio? ¿Cuándo va a empezar a ejercer los controles para la conservación de la ribera del Río? Señor Alcalde, ¿cómo es que usted ha permitido una invasión en la vecindad del Chorro y el feo establecimiento de un relleno sanitario a cielo abierto en la carretera nacional que va de su municipio hacia La Guajira? ¡Qué horror Señor Alcalde! Preste atención a lo que tanto le ha expresado el columnista de este Diario, José Manuel Aponte Martínez.