“La mano invisible del mercado”, teoría de Adam Smith, cada vez es más visible; tal vez, el primero que la vio fue J. M. Keynes y luego varios economistas de todo el mundo iniciaron una nueva escuela revisionista, dentro de ellos Stiglitz, Nobel de economía. Hoy, una voz acreditada con esta línea de pensamiento es Mariana Mazzucato, actual asesora del presidente Petro. Mazzucato dice que, dentro del capitalismo, “el Estado debe proponer una intervención más activa y colaborativa como productor directo, cocreador de mercados e inversionistas en áreas de interés político mediante el diseño de misiones”. Hoy, el Estado es el mayor contratante y empleador en Colombia.
Aquí los capitalistas generadores de empleo y riqueza en el sector real de la economía son pocos, se pueden contar con los dedos, la mayoría invierte en los sectores financiero y especulativo que poco empleo crean o, sencillamente, utilizan dineros del público como en el caso de los fondos privados de pensiones que a la fecha manejan a su antojo cerca de 500 billones de pesos de los ahorradores, un tercio de nuestro PIB. Siempre están pendientes de pegarse a la chequera del Estado, ya en obras de infraestructura física, ya en servicios que son la forma más fácil de succionar los recursos públicos. El no avance de la ejecución presupuestal les inquieta porque de esta viven y por eso critican con intensidad que los ministerios y organismos ejecutores del Estado no suelten el billete.
Un sector importante de las empresas prestadoras de servicios es el de los medios audiovisuales como la radio y la TV que, tradicionalmente, han recibido ingentes sumas de dinero por ocupar sus espacios en publicidad pública. Estos medios, hostiles gratuitamente al actual gobierno, donde muchos de sus periodistas olvidaron su misión para convertirse en sumisos promotores políticos, fueron por lana y salieron trasquilados; no contaban con la respuesta de este, ahora han perdido su principal cliente. Para subsanar este déficit de la pauta oficial, deambulan desesperados por departamentos y municipios buscando publicidad para sus agonizantes canales.
Ya se comenta que los canales audiovisuales “tienen hambre” con solo un año sin el maná público; en cambio, millones de compatriotas han resistido 200 años con el estómago vacío; eso se llama resistencia a las hambrunas. En economías como la colombiana donde opera un seudo capitalismo, es difícil moverse sin la ayuda de papá Estado con el cual hacen grandes fortunas; si dudan, pregúntenle a Sarmiento Angulo. ¿Alguien puede decirme dónde están los grandes emprendimientos propios del capitalismo de Germán Vargas? Mataron la gallina de los huevos de oro.
Según un estudio que hizo la Silla Vacía, los gastos en publicidad del gobierno central ascienden a seis mil millones de pesos, sin contar la publicidad de los entes descentralizados, de los cuales el 69% se asignaba a los canales privados y solo 18.3% para RTVC; durante este gobierno, ni un peso para los privados y 84% para RTVC, el resto para otros medios. Según Asomedios, esta cifra es insignificante frente a los grandes ingresos por publicidad que reciben estos canales de parte de los particulares, pero esto no es muy creíble; se comenta que RCN TV, en 2023 perdió quince mil millones de pesos; es curioso que CMI después de 33 años de prosperidad termine ahora, quizás se hacía insostenible; el espacio “Yamid pregunta” era financiado por la EPS Salud Total.
Pero un canal de radio o TV también vive del rating y parece que este no les está favoreciendo mucho; según la más reciente encuesta de Cifras y Conceptos, RTVC encabeza la sintonía dentro de los medios televisivos, canal que casi nadie veía, ahora está llegando a todos los rincones del país donde no hay quien pague publicidad. La gente comenzó a aburrirse de tanta desinformación y mentiras, post verdad como ahora se le conoce; siempre se cumple una frase de Lincoln que en su parte final dice: “…no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Luis Napoleón de Armas P.