Debido a que el consumo de energía es vital para la vida y los negocios, los gobiernos a menudo recurren a los subsidios a los combustibles fósiles para que la energía sea lo más asequible posible. Estos subsidios reducen artificialmente el precio de los combustibles fósiles y generalmente toman dos formas: 1. Los subsidios a la producción ocurren cuando los gobiernos proporcionan recortes de impuestos o pagos directos que reducen el costo de producción de carbón, petróleo o gas. 2.Los subsidios al consumo reducen los precios del combustible para el usuario final a través de controles de precios y otras medidas similares.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), cada año, los gobiernos de todo el mundo invierten casi medio billón de dólares en subsidios a los combustibles fósiles.
Los subsidios a los combustibles fósiles cayeron al mínimo en 2020, ya que la pandemia obstaculizó el consumo de combustible y provocó una caída en picado de los precios del petróleo. Sin embargo, después de dos años de caídas consecutivas, la AIE estima que los gobiernos de todo el mundo gastaron $440 mil millones en subsidiar el consumo de combustibles fósiles durante 2021, lo que representa un aumento del 142% año tras año.
Desglosando los subsidios por combustible, el petróleo representa el 43% o más de $2 billones de todos los subsidios entre 2010 y 2020. Juntos, el petróleo y la electricidad generada por combustibles fósiles recibieron casi el 75% de todos los subsidios. A pesar del creciente apoyo a la transición a la energía limpia, la industria de los combustibles fósiles cosecha los beneficios de miles de millones en subsidios anualmente, pero ¿por qué? Los altos precios de la energía pueden tener un efecto dominó en toda la economía y para los consumidores, la calefacción y el transporte se vuelven más caros, asimismo, para los productores que utilizan energía y petróleo como insumos, el costo de los bienes y servicios sube.
A menudo, los gobiernos recurren a los subsidios energéticos para mantener bajos los precios y fomentar la actividad económica. Por lo tanto, la eliminación de estos subsidios tiene un alto costo, especialmente en los países en desarrollo donde una gran parte de la población podría carecer de acceso a energía asequible. Pero los subsidios a los combustibles fósiles también pueden tener efectos perjudiciales. Al bajar los precios artificialmente, pueden alentar el consumo excesivo de combustibles con alto contenido de carbono, creando externalidades negativas a través de impactos ambientales y de salud adversos. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables, estos suman una cantidad entre $2,6 y $8,1 billones a nivel mundial.
A pesar de estas desventajas, los combustibles fósiles siguen siendo una parte importante de la combinación energética global, con el apoyo continuo de los gobiernos. Y con los precios de la energía en alza, 2022 podría ser otro año de miles de millones en subsidios a los combustibles fósiles.
La propuesta de la Reforma Tributaria, respecto de eliminar el subsidio a la gasolina en los departamentos de Arauca, Cesar, La Guajira y Norte de Santander, seguramente nos pondrá frente a un debate riguroso en términos económicos, ambientales y políticos. De igual manera hará notar que las subvenciones en estos territorios originadas para disminuir el contrabando de gasolina proveniente de Venezuela, no es un invento colombiano, sino que es una práctica usada en diferentes partes del mundo, como estrategia de equilibrio económico.