A sabiendas de la torpe decisión de la humanidad, empecinada en destruir la naturaleza, ignorar la ciencia y seguir calentando el planeta, a diferencia del chimpancé que tiene manos y su ADN es el más parecido al del ser humano, este animal irracional protege el campo sexual, territorial y alimentario, sin atentar contra la naturaleza, corolario para llegar a declaraciones del expresidente Santos cuando intervino en la Asobancaria, las que pone en contexto el exsenador progresista y escritor, Gustavo Bolívar: Una, que Petro no sabe para dónde va. Si esto lo hubiera dicho un ignorante no me habría molestado, pero lo está diciendo Santos.
Una gran mentira porque si hay alguien que sabe para dónde va este país es precisamente Gustavo Petro. Lo ha sabido desde que era un niño, lo vivió en el Congreso, lo supo cuando estuvo en la Alcaldía de Bogotá y lo sabe ahora que es presidente: Defender los derechos de los colombianos, especialmente los más humildes, transformar a Colombia a través de reformas sociales por las que ha estado dispuesto, incluso a venderle el alma al diablo.
Lo segundo que le molestó y muchísimo es que el expresidente haya adaptado su discurso sobre la transición energética para denigrarlo. Dijo Santos que era muy peligroso para el país “detener la producción de petróleo, en estos momentos”. “No podemos cerrar la llave del petróleo”. La oposición que deje de manipular la verdad para sacar provecho político y electoral.
Petro nunca ha dicho que se cerrarán los grifos “en este momento”, como lo aseveró Santos y como lo vienen diciendo desde la campaña ‘Fico’ y demás miembros del Centro Democrático. Cuando Petro dice “jamás he dicho eso”, es porque jamás lo ha dicho. Pueden revisar cientos de horas de videos y no encontrarán esa declaración porque no existe. Petro ha hablado de hacer una transición energética tranquila que podría llevarnos 15 años.
Cuando Santos y los opositores calumnian a Petro diciendo que va a parar la producción “en este momento” no sólo están mintiendo, sino que son ellos los que están generando esa desconfianza y esa incertidumbre que le atribuyen al jefe de Estado.
Petro es un gran economista, sabe que nuestra balanza comercial y casi la mitad de las exportaciones dependen de los hidrocarburos. Reemplazarlos por turismo y agricultura, como lo ha propuesto, nos puede tomar más de una década. Ni bobo que fuera para ordenar una estupidez como la que se le endilga. Sino que hablen las multinacionales petroleras. Que cuenten si han sentido una sola amenaza o alguna orden o directriz para cerrar los grifos. Eso no ha pasado ni va a pasar. Petro respeta los contratos firmados incluso por anteriores gobiernos.
Lo que sí ha dicho el presidente y también la ministra de minas, es que no se van a entregar más bloques para exploración. Y no lo harán por dos razones. Una porque ya casi todo el territorio nacional está entregado en bloques, y dos porque no se necesita.
En este momento hay 381 contratos de explotación vigentes (bloques adjudicados). Cada uno de los concesionarios tiene hasta ocho años, con las prórrogas, para encontrar petróleo o gas. Es decir, hasta el final de esta década.
Una vez hallado algún hidrocarburo, estos operadores tienen dos años para poner en marcha el pozo, es decir, empezar la explotación. Estamos hablando de principios de la década entrante. Esa fase de explotación puede durar hasta 24 años, prorrogables a 30 o hasta el límite económico del campo o el agotamiento físico del pozo. Es decir, hasta más allá de 2050 cuando los países firmantes del Acuerdo de París, entre ellos Colombia, no deberán estar usando más hidrocarburos, intentó redargüir a sus contradictores el letrado Gustavo Bolívar.
Por Miguel Aroca Yepes.