La narrativa discurre en: nefasta, ley de financiamiento, polémica, exacerbación del debate político y verdades a medias. En esos caminos transita la reforma tributaria, presentada por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. La sensatez que es congruente con la formación académica y con la comprensión del contexto, invalida cualquier asomo de traición intelectual, por lo tanto, es menester resaltar que los temas económicos construyen una barrera entre la gente común y corriente y los economistas, debido al lenguaje especializado y del conocimiento de unos hechos determinados sobre el funcionamiento de la economía.
El debate político propone signos alarmantes para satanizar las propuestas de reformas tributarias. Indican que estos procesos espantan la inversión y comprometen la seguridad jurídica de las inversiones.
El Estado colombiano recauda los recursos que necesita para su funcionamiento cobrándoles impuestos a sus ciudadanos, vendiendo servicios a través de sus empresas y recibiendo regalías por permitir la extracción de sus recursos naturales y negociando deuda con sus ciudadanos o endeudándose con la banca extranjera. Esos recursos que recauda los invierte en lo que se conoce como Gasto Público, ejecutado a través del Presupuesto General de la Nación (PGN)
Los boletines del Departamento Nacional de Planeación, describen que la búsqueda de recursos fiscales para saldar los déficits del sector público, no son casuales sino sistemáticos. Durante el siglo XX se llevaron a cabo 24 reformas tributarias en Colombia, de las cuales 10 sucedieron en la primera mitad del siglo, cuando se presentaron en promedio 1,6 reformas tributarias por década, mientras en la segunda mitad el promedio fue de 3,2. La década de los noventa (1991-2000) registró 8 reformas tributarias, el mayor número en todas las décadas del siglo. En 24 años que lleva este siglo se han expedido 12 reformas tributarias en Colombia, reflejo de un problema estructural que hábilmente quieren hacer pasar por función política e ideológica.
¿Por qué en Colombia se hacen tantas reformas tributarias? El sistema tributario colombiano tiene problemas ampliamente diagnosticados. Los recursos que recauda el gobierno central son insuficientes. Lo que recauda, además, lo recauda mal, violando principios deseables. Según la OCDE, Colombia tiene uno de los estatutos más complejos del mundo.
La aplicación del principio deseable de la progresividad es muy baja en Colombia. Con el bajo recaudo en cabeza de personas naturales y la reducida base sobre la que se cobran esos impuestos, la tributación cumple un rol muy marginal de mitigar la mala distribución de ingresos. La evolución de la estructura tributaria colombiana requiere desligarse de las erosiones que provocan los grupos de interés a través de las exenciones y a los diferentes mecanismos de evasión y elusión. Asimismo, desarrollar y adherir a su estructura tecnológica de recaudo las condiciones para los impuestos ambientales y saludables.
El pulso político por la aprobación del presupuesto 2025 no fue logrado en el poder legislativo, será el ejecutivo el encargado vía decreto por un monto de $523 billones. Ese proceso activa dos aspectos que amplían el debate: dictadura fiscal y presupuesto desfinanciado. Sin embargo, la historia cuenta las múltiples reformas tributarias para equilibrar la balanza y como mecanismo de apalancamiento del gasto. No sean hipócritas, como les dijo a sus colegas el congresista por el Cesar, Jorge Eliecer Salazar.
Por: Luis Elquis Díaz.