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Por qué demoran tanto los fallos judiciales en el Cesar 

Muchos ciudadanos no entendemos por qué las sentencias del Tribunal Administrativo del Cesar se demoran tantos años, hasta el extremo que ha ocurrido que los demandantes fallecen esperando esa sentencia a favor o en contra.  

Otros opinan que algunos procesos en dicho Tribunal duermen “el sueño de lo justo”, que sería una enorme irregularidad y en algunos de los casos “corren” a dictar sentencia en temas tan triviales que no acusan la prontitud merecida.

Una persona me contó que esperó ocho años una sentencia de primera instancia del Tribunal Administrativo del Cesar y fue en contra. Entonces, su abogado apeló ese fallo y en un año el Consejo de Estado falló a su favor”. 

Podría citar aquí varios casos que al parecer están apilonados en este Tribunal, mientras que –al parecer- los magistrados se hacen los de los oídos sordos y no cumplen términos judiciales. “A la gente le da temor reclamar porque temen represalias en su contra”, afirmaron varias personas consultadas. 

Ayer les pedí un espacio a mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan para hacer pública una experiencia (podría ser denuncia) que tengo en contra del Tribunal en mención.

Hace cuatro años (el 6 de febrero del 2020) interpuse una Demanda de Nulidad y Restablecimiento del Derecho ante el Tribunal Administrativo del Cesar contra la Universidad Popular del Cesar (UPC).

  Me dicen que normalmente estos procesos en el Tribunal y el Consejo de Estado son demorados, pero tienen sus términos. Sin embargo, mi abogada Yenny Herrera Gelvez asegura que ha transcurrido mucho tiempo.

Igualito piensan mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, al añadir que “una justicia tardía no es justicia” y en este caso no hay causa que justifique la demora en el Tribunal. 

Le consulté a mi abogada sobre el tema. Dice que en el año 2023 se presentaron los alegatos de conclusión y el proceso hace un año está para sentencia.

Yo le he pedido explicaciones y ella dice que el proceso se cumple en una serie de etapas. Inicialmente la admisión de la demanda, la notificación a la agencia jurídica del Estado, a la universidad y procuraduría delegada para estos asuntos. Después vino la contestación de la UPC y después la fijación de fecha para la audiencia inicial en donde se hicieron todas las etapas dentro de la audiencia, se decretaron las pruebas, se fijó el litigio y se presentaron posteriormente los alegatos de conclusión y lo único que hace falta es que el bendito Tribunal profiera la sentencia de primera instancia.

No importa que sea en contra o a favor, pero que falle un proceso que pronto será su quinto cumpleaños y el proceso ahí, campante, esperando como yo una decisión final.

Desde hace unos meses he tratado de hablar mi caso con el presidente del Tribunal, Manuel Guerrero, pero les cuento que eso ha sido imposible. A veces creo que mi proceso se dilapida en las gavetas del Tribunal porque ya tuve un altercado con la Secretaria del Tribunal, Diana Espinel. 

Mi abogada también ha hecho hasta lo imposible para que le den luz verde al fallo. Seguramente mi abogada y yo tenemos la verdad en ese proceso, porque la UPC ha cometido y sigue cometiendo la peor humillación económica contra un puñado de docente de planta de tiempo completo de la institución. 

Es decir, que como van las cosas, el Tribunal Administrativo se me está pareciendo a la UPC. El uno por su tardanza en el fallo y la segunda por la falta de sindéresis de sus directivos contra una veintena de docentes de planta. Hasta la próxima semana.  

Por: Aquilino Cotes Zuleta.

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