X

Por la Urbanización Lorenzo Morales

Recao sincero para el alcalde Fredys Miguel

Por Juan Rincón Vanegas
juanrinconv@hotmail.com

Yo tengo un recao sincero
para el gran Fredys Miguel,
por to’ lo bueno que es él
darle las gracias yo quiero.

Cuando Ana Romero Díaz, la viuda del maestro Lorenzo Miguel Morales Herrera, supo que una urbanización en Valledupar llevará el nombre de su viejo querido, volvió a llorar como lo ha venido haciendo desde que él partió el 26 de agosto de 2011, dejándola sola después de estar juntos durante largos 64 años.
Su hija, Alix Cecilia Morales, quien ha estado a su lado muchos años, le contó que entre los proyectos del alcalde de Valledupar, Fredys Miguel Socarrás Reales, estaba la construcción de esa urbanización con 900 viviendas y que sería una realidad en poco tiempo.
Ella, entonces recordó la piqueria de Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales y el famoso recao grosero, que esta vez es sincero, para darle las gracias al primer mandatario de Valledupar, “por ese gesto lindo para que nunca se olviden de mi viejo Lorenzo”.
Medita y entonces saca a relucir las vicisitudes que vivieron en esos largos años con 17 hijos a cuestas y viviendo en Guacoche, Guacochito, Codazzi, exactamente en la finca ‘La Villa’, región de Los milagros, hasta llegar a los barrios 12 de octubre y Primero de mayo de Valledupar, donde finalmente se residenciaron.
“Mi viejo Lorenzo fue un juglar de verdad, verdad, poco paraba en la casa, sino de pueblo en pueblo, hasta que lo ajuicié cuando me enamoró. Le dije que si se metía a vivir conmigo le daba los hijos que quisiera y fueron 17”.
Suelta una suave sonrisa y hace gestos con sus manos como diciendo que había caído derechito en sus brazos.
Entonces retoma la charla y anota “Antes la música no valía nada y los acordeoneros como mi viejo Lorenzo, se la pasaban eran tomando ron caña y mujereando en esas famosas correrías. Pagaban era con ron, comida, chivos, yuca, plátano, queso y cosas así y vea ahora se hacen millonarios de la noche a la mañana. De todas maneras juglares como mi viejo Lorenzo abrieron el camino del folclor vallenato y los artistas de ahora lo pavimentaron”.
También dice que Lorenzo Morales además de ser un juglar completo, se dedicó a la agricultura, y cuando llegó a Valledupar fue maletero en el aeropuerto Alfonso López, que fue definitivo para trabajar en el Instituto de Mercadeo Agropecuario (Idema), con sede en Valledupar, de donde salió pensionado.
Ana recuerda ese episodio de la siguiente manera: “Un día llegó el doctor Alfonso López Michelsen al aeropuerto y mi viejo Lorenzo le pidió le consiguiera un trabajo. Él, quedó a apoyarlo y en eso también contribuyó Consuelo Araujo Noguera, ‘La Cacica’ que lo admiraba mucho por todo y porque le hizo una canción a su mamá Blanca Noguera. Es así como entró a trabajar en el Idema hasta que se pensionó y para eso hizo la gestión el doctor Alberto ‘Beto’ Castro Baute, quien era el gerente regional, de quien siempre viviremos agradecidos”.

La casa del Primero

Por su trabajo en el Idema y de lo poco que ganaba en las parrandas el maestro Lorenzo Morales, logró ahorrar para comprar en 1988 su casita en el barrio Primero de mayo, exactamente en la carrera 20 No. 30 – 46, cuyo lote es de 320 M2, y el costo fue de 59 mil 336 pesos.
“Gracias a Dios, a los buenos corazones y que logré ajuiciar a mi viejo Lorenzo, compramos esta casita donde vivió toda la familia y de la que cada ha tomado su rumbo, así como lo marca la vida”.
Entonces estando sentada en su silla de ruedas, siguió hablando de todos los recuerdos juntos y enseguida pidió que le trajeran “un juguito de mango” y entró nuevamente al tema de su viejo Lorenzo. “Los palos de mango que están en la patio los sombró él. En sus últimos años estuvo dedicado a su casa, hasta que no pudo caminar debido a los males del cuerpo”.
Durante toda la charla el maestro Lorenzo Morales, quien nació en Guacoche, Cesar, y murió a la edad de 97 años, estuvo en la primera fila de la memoria de Ana Romero Díaz, quien recordó anécdotas y varias de las canciones, y entonces acotó: “A mi no me hizo ninguna canción, pero me regaló 17 hijos que es mucho mejor”.

Petición pública

Después de realizar un recorrido por el proceso que llevó a Lorenzo Morales a obtener su propia vivienda, Ana Romero Díaz, quien cuenta con 82 años, “bien vividos”, dice ella, le hace una petición pública al alcalde Fredys Socarrás.
“Me ha gustado el homenaje que le harán a mi viejo Lorenzo con esa urbanización, pero quisiera pedirle al alcalde que una de las viviendas se la entreguen a mi  hija Alix Cecilia, quien acompañó a su papá por más de 12 años y me sigue acompañando. Ella, es una madre cabeza de hogar, tiene tres hijos, Jairo Alberto, Johana Paola y Diana Patricia y la necesita. Sería lo mejor para toda su familia que el alcalde nos haga ese gran honor, exactamente a uno de sus descendientes”.
Los presentes la aplaudieron por el recao sincero y ahora la última palabra la tiene la primera autoridad del municipio de Valledupar.
Mientras, esa respuesta llega el primer rey de la piqueria del Festival de la Leyenda Vallenata, Andrés Emilio Beleño, lanzó su segundo verso que fue celebrado con un nuevo aplauso.

Morales está en la gloria
y yo quiero hacer mención,
con esta urbanización
a nombre de su memoria.

Categories: Crónica
admin: