Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.
Ella iba a la Iglesia todos los viernes cerca de las 3:00 p.m., para poder conseguir un puesto adentro del lugar, dado que la asistencia de esta actividad fue masiva, hasta tal punto de quedar decenas de sillas afuera. La misa iniciaba a las 6:00 p.m. y terminaba cerca de las 9:00 p.m., pero eso no era excusa para que ella fuera temprano a orar, esperando vivir a plenitud la eucaristía.
Así como ella cientos de personas asistieron a esta celebración católica, con la fe puesta en Dios que sus problemas se derrumbarían. “Para mí significa mucha oración, penitencia al Santísimo para ver destruido y derrumbado cualquier muralla que se haya levantado contra lo que Dios quiere para nosotros. Hay muchas personas que ya se han curado y han dado sus testimonios. Espero que hoy sea destruido mi muralla; el mío todavía no se ha dado, pero Dios me ha dado mucha paz, tranquilidad, esperando que no sean en mi tiempo sino en el de Él”, manifestó.
Por: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
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