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Por buen camino

Luego de haber interpretado y expuesto públicamente lo que la gran mayoría de cesarenses piensa en silencio acerca del último fraude electoral, no insistiré en mis argumentos para evitar que desesperados amigos los califiquen nuevamente de ‘patadas de ahogado’ o ‘sangrando por la herida’, en su afán de restarles credibilidad a fuerza de fijar posturas complacientes con el nuevo gobierno; mejor prefiero esperar a que la vida o los desacuerdos entre compinches digan realmente que pasó el pasado 25 de octubre, así los términos procesales impidan una vez más que la selectiva justicia colombiana actúe.

Hoy simplemente quiero llamar la atención sobre un anunciado hecho ocurrido el fin de semana pasado y que en redes sociales registraron la espontánea reacción de las comunidades.
Después de innumerables aplazamientos, el municipio de Pueblo Bello quedó incomunicado al colapsar el puente La Honda, sobre el rio Los Clavos, curiosamente porque el Consorcio Pueblo Bello contratado para pavimentar la totalidad de la vía, no solo reajustó con la complacencia de la administración departamental la minuta retirando la construcción de esa obra, sino que lo arruinó con las volquetas que velozmente transportan material de arrastre para tardíamente cumplir con el resto del contrato.

Las protestas como siempre no se hicieron esperar, algunos tuiteros mostraron su descontento agradeciéndole sarcásticamente a un personaje llamado ‘el turco’, al tiempo que se dolían porque el dinero de esa obra se había quedado en Cartagena; un ex alcalde sin especificar nombres dijo que “gracias a que se tumbaron el billete de la comunidad, Pueblo Bello sufre las consecuencias”, reclamando por la desidia de los organismos de control parodiando un verso vallenato, “ahora dirán que la tiene un ratero honrado” y como para completar la andanada de trinos, un acucioso diputado recordó las paradojas de la economía electoral diciendo, “se quejan y miembros de la veeduría de esta obra votan por proyecto político financiado con estos dineros”.

Lo que vino después ya ustedes lo saben, el señor gobernador anunció que construirán el nuevo puente, tanda de aplausos que se sellará con una inmensa valla colocada en un sitio muy visible, así sea lejos del puente en construcción y la investigación por la traumática ejecución y presuntos sobrecostos de la obra que hicieron eliminar del proyecto original la construcción del puente, al cesto de la basura. Nuestra caribeña memoria solo identifica el último evento.

Ojalá la Contraloría General de la República ignore esta puesta en escena y esclarezca qué pasó realmente con nuestros dineros, para que independiente a la ambientación mediática y arremetida publicitaria de la casa de gobierno, se sepa si realmente vamos por buen camino o si por el contrario tenemos razón los que quijotescamente y en contra de los imperiales gastos electorales, acudimos democráticamente a la dignidad de un pueblo como único medio para producir las transformaciones sociales, capaces de derrotar la vulnerabilidad económica producto de la falta de oportunidades.

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