Los preparativos para recibir el nobel otorgado a Gabriel García Márquez, en Suecia, marchaban viento en popa según cálculos de la persona encargada de esos menesteres, la antropóloga Gloria Triana, quien pasó un listado de personas que acompañarían a Gabo a la gala de la entrega del premio en el país escandinavo.
García revisó con detenimiento los nombres de la lista entregada por Triana, notó con sorpresa el escritor que allí faltaban nombres de representantes de hechos contados en su obra cumbre ‘Cien Años de Soledad’, allí Gabo exalta al folclor, cuenta que en una cantina de un barrio de tolerancia las personas se deleitaban con las canciones de Rafael Escalona, el sobrino del obispo, y la descripción que hace de Francisco El Hombre, un anciano acordeonero, juglar, mensajero y trotamundos de 200 años.
Pidió el escritor a su asesora, fueran incluidos los nombres de las personas más representativos de ese folclor que el menciona en su obra, Consuelo Araujo, Poncho Zuleta, Pedro García, Pablo López, Emiliano Zuleta, Rafael Escalona, entre otros.
Grande la sorpresa de la jefa de protocolo del inminente periplo por Europa, los nombres dados por García Márquez, que lo acompañarían a recibir el máximo galardón que colombiano alguno haya alcanzado, los cachacos de la elite bogotana todavía no han asimilado el Nobel de Literatura de un costeño, murmuraban que era una delegación de corronchos, que más que una representación cultural, parecía un circo.
Al partir para Suecia hicieron escala en Madrid, donde fueron recibidos por Nereo López, primer fotógrafo del Festival Vallenato y muy amigo del Nobel, Nereo no pudo ser incluido en la ya numerosa nómina.
En Estocolmo fueron alojados en distintos sitios, Gabo en el Gran Hotel, y los vallenatos, Toto La Momposina y Leonor González Mina fueron llevados al barco hotel ‘El Ultimo Vikingo’, allí ensayaron durante 10 días para su presentación ante el rey y su corte, en la gala de los Nobel.
La delegación vallenata después de las prácticas fue a visitar a Gabo a su alojamiento, al llegar Poncho Zuleta quedó impactado con un gigante, con el cual se topó en los pasadizos del hotel, de casi dos metros de estatura, pelo rojizo, chaleco azul y medallas por todo el pecho, inmediatamente llamó a Pablo López y le pidió que sacara la cámara fotográfica y le hiciera varias tomas con el gigante, según él, ese cliente era el rey de Suecia.
Zuleta hizo cuarenta copias de la foto para dárselas a sus amigos de Valledupar y la región, como prueba de su amistad con su majestad.
Al regresar de un concierto a estudiantes latinos en Upsala, Suecia, Pablo llamó la atención de ‘Poncho’ para que observara a su gigante, supuesto rey, quien portaba dos maletas, una en cada hombro, era el jefe de botones del hotel.
Alfonso inmediatamente mandó a quemar las fotos y el negativo, pero antes Emiliano había sacado 60 copias, lo cual motivó una de las tantas separaciones de los Zuleta.