Por Aquilino Cotes Zuleta
Mi abuela Cleofe Calderón Mieles falleció en Manaure, Cesar, a los 103 años y su esposo, mi abuelo, Alejandro Cotes Oñate murió a los 86, mi papá Aquilino (hijo de los anteriores) cumplió recientemente 92 años y se los celebramos con una parranda vallenata con el Rey Wilber Mendoza Zuleta y, él, mi papá cantó a dúo con José Montenegro la canción inmortal: “Cocoliche” del “Viejo” Emiliano y unos versos de Rudesindo Daza. Fueron 12 horas inolvidables.
Inclusive, con motivo de sus cumpleaños la prima hermana Imelda Daza Cotes, envío el siguiente mensaje: “Conmueve sobremanera pensar en que hace 92 años Cleofe Calderón daba a luz en Manaure a un niño que hoy festeja con su prole 92 años de largas experiencias y vivencias. Es muy satisfactorio además constatar que ese hijo heredó de su mamá su vitalidad y su sana longevidad. ¡Maravilloso!
Pero no sólo eso, creo que también le heredó la solemne discreción, la lucidez y el hablar pausado que siempre exhibió ella y que contrastaba con la elegante indiscreción y la impulsiva expresividad de papá Ando (Alejandro)”.
Seguramente la larga y placentera vida se debe a los alimentos, sano esparcimiento, menos contaminación ambiental, sin drogadicción, sin tantos problemas culturales y sociales, etc.
Mi percepción es que la generación humana empeora y está atrapada en el mundo globalizado; aquella aldea comunitaria, en donde lo social era eso: comunión, lo perdimos (no sé si el equivocado es el sociólogo Francés Alain Touraine o yo).
Traigo a colación, el día de la ceremonia religiosa en el sepelio de Diomedes Díaz, cuando el Sacerdote Enrique Iceda les pegó un jalón de oreja, a los artistas vallenatos.
Les pidió que se alejaran de lo mundano, del ocio improductivo y del festín efímero. Inclusive, alcancé a interpretar que les pidió apartarse de la droga, la chabacanería, la prepotencia y el protagonismo, y ser más locuaces con lo sano para poder alcanzar una gran longevidad.
Muchos comentaron calladamente que Diomedes vivió frenéticamente 4 décadas y derrumbó de un tajo lo que construyó en tantos años. “Era para que hubiese muerto de viejo, como Escalona, Leandro o Luis Enrique Martínez,”, dijeron.
Inclusive, la muerte de Diomedes Díaz debió haber sido 40 o 50 años más tarde, con Rafael Santos y Martín Elías cargándolo en una tarima o cantando con el hijo de Alvarito López.
Claro que su muerte ha puesto inquieto a muchos artistas. Los que consumen droga manifiestan alejarse de ese terrible vicio, quienes viven borrachos prometen hacer un pare y los “intocables” ofrecen ser humildes, dejar la pedantería.
Inclusive, “Poncho” Zuleta, su compadre querido, está súper preocupado y muy nervioso. No escatima esfuerzo para hacerse sus chequeos como el que se hizo al viernes anterior en la Clínica de la Costa en Barranquilla con los médicos Carlos Hernán Cotes (cardiólogo hemodinamista) y Luis Andrés Cotes Araujo (internista).
Le hicieron una prueba de esfuerzo que fue superada, un ecocardiograma muy solvente; triglicéridos y colesterol, normal; pero le advirtieron hacer ejercicios físicos y rebajar varios kilos de los 150 que pesa.No más chicharrones ni suero salao.
“Poncho” prometió hacer lo posible por alcanzar las recomendaciones médicas y a sus 64 años aspira sobrepasar el umbral de los cien años. Como dice su amigo Hernando Osorio: “Poncho es un roble acerado”. Hasta la próxima semana.
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