La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento (artículo 22 CN) y “El Trabajo es un derecho y una obligación Social y Goza, en todas sus modalidades de la especial protección del estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas” (Artículo 25 C.N).
Con lo anterior quiero referirme a la Actitud dolosa e irresponsable del cuestionado Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde Montoya, “ante las inquietudes formuladas por diferentes productores de Arroz en varias Regiones del país, ha ofrecido como única alternativa, Dejar a cambio de nada este cultivo, desconociendo que hace parte de la tradición Arrocera de 217 Municipios y que se constituye en fuente de ingreso para más de 2 millones de Colombianos, siendo elemento esencial de la seguridad alimentaria de la Nación. Así manifiesta el Gremio Arrocero su inconformidad con un Ministro que da la espalda al campo y lo practica no solo con este Sector, también con los Algodoneros, Los Cafeteros, Cacaoteros y Maiceros, cultivos que hacen parte de la Geografía Agrícola Cesarense la cual no ha recibido el apoyo del Gobierno Nacional de manera seria y eficiente, todo porque no tenemos una política Agrícola Nacional clara que garantice la seguridad alimentaria y la autonomía de nuestros productores para poder ejercer el derecho al trabajo de acuerdo a la vocación de sus suelos. Se requiere entonces darle importancia a los cultivos que históricamente hemos venido realizando y que el Gobierno Nacional imponga ante cualquier Negociación, Acuerdo o Tratado en el ámbito Internacional. No es autónomo un país que no regula su autoabastecimiento y por ende el precio de un producto básico en la canasta familiar durante las épocas de abundancia almacenándolo y en escases ofertándolo para evitar acaparamiento y especulación. Una Paz verdadera se logra cuando los sectores más deprimidos como el campo se reivindican ya que por encima de todo el campo prevalecerá y la seguridad alimentaria se garantizaría y no depender de nadie. Pero el Presidente Santos, que hoy está en el partidor para iniciar su carrera por la reelección, no se inmuta por lo que pasa en el Sector. A este desinterés del Gobierno Nacional debemos aplicarle un antídoto con un liderazgo político gremial regional que junto a los parlamentarios recién elegidos y nuestro Gobernador que piensa en grande y quiere dejar huella se hagan sentir hablando duro; para tal fin debemos establecer una hoja de ruta basada en nuestras necesidades que bien las conocemos y luchemos unidos para sacar al campo del rezago en que se encuentra.