A raíz de la reciente controversia por la fuerte crítica que la revista Rolling Stone hizo a la canción +57, señalándola de promover prácticas sexuales en menores, se hace necesario plantear una discusión profunda en torno a los mensajes que ciertos géneros musicales están transmitiendo a la audiencia, particularmente a los jóvenes.
La controversia tomó fuerza en razón a que esa revista, que ha sido un referente en el mundo del entretenimiento, recalca cómo el tema, lejos de enriquecer la música, promociona aspectos perjudiciales sobre las actitudes y la imagen de los menores.
En contrate con todo eso, ahora con más razón debemos mantenernos activos en la vigilancia por la preservación de las letras cargadas de poesías, romanticismo narraciones costumbristas y con ciertos dejos literarios que por décadas ha caracterizado a nuestra música vallenata.
Todavía debemos sentirnos privilegiados de contar con letras musicales maravillosas de nuestro género vallenato, pero comienzan a asomarse ciertas tendencias que no dejan de despertar inquietudes frente a riesgosos cambios a esas tradicionales temáticas que tanto nos enamoraron y que además lograron penetrar el sentimiento de toda clase de público, no solo de distintas regiones de Colombia sino de cualquier parte del mundo.
Nuestra lucha permanente ha de ser esa, evitar que el género vallenato caiga en ese submundo en el que habita el reguetón y las diferentes manifestaciones musicales llamadas urbanas, ese contraste es importante que se mantenga bien marcado entre la expresión musical del acordeón frente a los demás movimientos evolutivos del arte musical.
El tema amerita traer a la mesa los valores propios del vallenato, una tradición musical colombiana que ha sabido desarrollar historias de amor, anhelos y lazos familiares sin recurrir a mensajes controversiales. A lo largo de su historia, el vallenato ha tenido una relación estrecha con temas de respeto, de amores maduros, y de vivencias auténticas, situando las emociones por encima de todo. Sus letras suelen enaltecer el valor de la persona amada sin desdibujar su dignidad. Si bien no es ajeno a la controversia en ocasiones, este género suele expresar la idiosincrasia de la región y las historias cotidianas sin sacrificar el respeto por su público. Ojalá y eso perdure para siempre.
Consideramos que frente a casos como el que acaba de ocurrir con canciones como +57 que se posicionan y ganan popularidad a nivel global, se hace necesario que la industria musical y de la cultura contemporánea en general revisen los mecanismos de filtro y control a ese tipo de situaciones que promueven antivalores.
Qué efectos pueden llegar a generar en los jóvenes los mensajes de estos géneros musicales modernos y qué ha logrado en el público la narrativa de nuestra música vallenata, sería un buen punto de análisis en cualquier escenario llamado a revisar las expresiones musicales. De seguro que en esa discusión nuestro género musical sacará buenos y positivos dividendos.
Sería bueno que los otros géneros musicales, tomaran como referencia al vallenato, una música que ha sido capaz de narrar historias que, aunque románticas y apasionadas, mantienen una línea de respeto al público como requisito obligatorio para cautivar su gusto y su interés.