Una de las definiciones que tiene la RAE, sobre la palabra polarizar está orientada en la esencia que como colombianos estamos padeciendo hace muchos años.
“Orientar en dos direcciones contrapuestas” así hemos vivido, nos movemos en función de mirar qué hace el otro para llevarle la contraria, para hacer justamente lo inverso y esto tiene al parecer una razón primaria: la verdad absoluta la manejo yo, el otro está equivocado.
Este es el país del ‘sí y del no’; tenemos una carencia especial de líderes y esto debido a la poca credibilidad que sostiene el andar de seres excepcionales, de esos que nos queremos encontrar en el plano político para ‘creer’ y para darles precisamente ese voto de confianza.
La idea es llevar ese mensaje de confianza y aceptarlo con plena actitud, escoger los mejores; pero no podemos, ha sido demasiado difícil entender cuál es el bueno y cuál es el malo.
Al final el tiempo y la historia escrita en las páginas de oro de nuestra existencia nos da la respuesta, pero ahí sí como dicen: ‘Ya pa´ qué’. Y es en el campo político en donde más nos estrellamos contra esta verdad.
Revisando por ahí en los escenarios internáuticos, sobre el tema, me encuentro con una premisa importante que quiero compartir con mis lectores:
“Debe partirse por decir que se puede entender la polarización política como la divergencia de actitudes entre dos extremos ideológicos.
Implica que la divergencia es marcada y se mantiene, de manera relativa, estable en el tiempo; y que las diferencias entre las dos visiones del mundo son sustancialmente opuestas, casi irreconciliables.
Puede concentrarse en un solo tema, pero en general se refiere a grupos de ideas contrarias que se desarrollan en una ideología o plataforma de partidos políticos: “azules contra rojos”, “izquierda contra derecha”, extensamente, y con algo más de peligro, “buenos contra malos”.
La polarización nace de la radicalización en la discusión política. Supone que las posiciones ideológicas de los actores en la competencia política alcanzaron un nivel irreconciliable de divergencia. Sus protagonistas suelen ser los partidos políticos, los líderes políticos y de opinión, y los medios masivos de comunicación.
Sus espacios más comunes: las elecciones, los debates formales e informales, los medios de comunicación tradicionales y, de forma reciente, internet, con sus foros de lectores, blogs y redes sociales”.
Interesante enfoque que nos lleva a dilucidar en el campo social, llevados de la mano política desde luego, a pensar más en esa participación nuestra en la solución de la polarización, mal que nos aqueja, y menos en echarle sal a la herida.
En este año político escogemos a nuestros ‘supuestos’ líderes administrativos: el gobernador del departamento, o la gobernadora, vaya usted a saber. El alcalde, de Valledupar y de los veinticuatro restantes municipios; los diputados y concejales.
Cada uno de los candidatos se inventa un discurso y en su contenido la panacea a toda la problemática social que nos aqueja, entre ellas la polarización. Simpatizantes que caldean el entorno y convierten en escenarios de guerra, algo que debemos observar como bueno. La política.
Tengamos en cuenta que somos nosotros quienes debemos desarrollar un escenario de unión y de trabajo en equipo y menos polarización. Mucha tela por cortar en este tema. Sólo Eso
Por Eduardo Santos Ortega Vergara