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Poder o Asamblea

Lo digo con todo respeto, pero un importante porcentaje de los comunicadores sociales conoce apenas tangencialmente, los términos jurídicos cotidianos y si escalamos a materia constitucional pues digamos que es más notorio, pues al lado de esta comprensión debe estar una elemental información histórica, y por eso al abordar ese tipo de textos debieran ser más cautos toda vez que lo expresado por ellos  tiene la enorme  fuerza de la credibilidad por la fuente que dimanan. Es así que al no tener claro lo que expresen puede llevar a confusiones y si algo no estamos necesitando es eso. 

Me he decidido a tocar el asunto pues a raíz de las manifestaciones del presidente Gustavo Petro sobre lo que, de entrada y erróneamente, creo yo, se percibió como su intención de convocar una asamblea constituyente dentro del marco de lo dispuesto por la Constitución Nacional siendo que no iba por allí, aunque en el fondo y al final de un largo trasegar pudiera llegarse a ella. 

No creo que Petro esté interesado en eso y su pensamiento lo percibo  como algo de más fondo y es que su enfoque principal es el “Poder Constituyente” del cual proviene la  nuestra y todas las  Constituciones Políticas del mundo   y no siempre cómo producto de un manso proceso de expresión popular y para entender no es sino mirar dos ejemplos  que contrastan: el de la Francia que guillotina de por medio, de monarquía pasó  cruentamente a República, y la de los Estados Unidos de América acogida democráticamente  por los entes fundacionales  cuya fórmula inicial es: “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, con el fin de formar una Unión más perfecta…”. Y allí están. 

Creo que el presidente acudirá, ya lo inició, la formación de unas bases populares   que deberán llevarlo a través de un proceso que habría que bautizarlo como “constituyente”, no necesariamente “constitucional”  y  que termine validando los cambios que quiere hacer. 

Y si estuviera pensando en una asamblea constituyente con base a lo dispuesto por la actual Constitución, habría que presumir  que esas masas bien pudieran ser la fuerza que dinamice y no se estaría apartando de la ortodoxia jurídica. Pero si ese poder toma otro sentido estaríamos frente a un proceso revolucionario que se sabe dónde comienza pero no donde termina. 

No creo mucho en lo segundo   y para ello me apoyo en mi inquietud preguntando para qué se dedica tanto tiempo y fuerzas proponiendo unas reformas   ante el Congreso Nacional que hubieran podido ser implantadas por un poder constituyente mediante su correspondiente asamblea constituyente y la respuesta sería porque ese asunto de la Asamblea Constituyente no es fácil sea cualquiera  la vía escogida. De allí parte mi juicio y digo que la lectura de los acontecimientos es que hay un presidente que cree y propone unas reformas y que para lograr su aprobación acude al Congreso Nacional, a eso está dedicado con todas sus fuerzas, por eso descarto en que a corto plazo se acuda a una forma diferente. 

Petro, el del Congreso y Petro el de la plaza pública se parecen, pero no mucho. 

Que tan bueno sería que el presidente desempeñando el papel que le ha señalado el momento histórico que se vive hubiera podido materializar aquello de ser el representante de la unidad nacional, pero es asunto difícil pues los doscientos y más años de divisiones y guerras han dejado heridas que sangran, sin hemostático a la vista. 

Por: Jaime García Chadid.

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