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Población vulnerable de Valledupar almuerza con sólo mil pesos

Por Annelise Barriga Ramírez / EL PILÓN
minervaabr@gmail.com

Ansiosa y expectante de recibir el alimento que por sus escasos recursos no puede proveerse en su hogar, Miriam, una vendedora de dulces de la ciudad, llega puntual a almorzar todos los mediodías de lunes a viernes, a la Fundación Parroquial ‘Cristo llama a tu puerta’, situada al lado de la iglesia Tres Ave Marías.

“Gracias a Dios existe este lugar, de lo contrario pasaría más trabajo que de costumbre. Lo que no ha hecho el gobierno municipal ni el departamental, lo hace este organismo de la Iglesia Católica: ayudar a los más pobres”, expresó la mujer de 29 años, quien comercializa en ayunas sus productos en los buses de la ciudad y que, por sus limitantes económicas sólo puede comer un plato al día.

Así como ella, existen cientos de habitantes de Valledupar (ancianos, niños y jóvenes), en condición de desplazamiento, indigencia, pobreza extrema, vulnerabilidad o indígenas, que encuentran en esta entidad sin ánimo de lucro, el lugar ideal para calmar, tras una intensa jornada de trabajo, con una donación mínima de mil pesos, el hambre propia de los seres humanos.

A este comedor comunitario llegan a diario entre 120 y 150 personas para recibir almuerzos, y aproximadamente 30 llevan comida cruda para preparar en casa, lo que es catalogado como ayuda humanitaria; adicionalmente cerca de 50 llegan en búsqueda de un refrigerio, bien sea por la mañana o por la tarde.

La Fundación Parroquial ‘Cristo llama a tu puerta’ -que tiene 10 años de funcionamiento- es liderada por fray Mauro Rodríguez Socha, un integrante de la Hermandad de Menores Franciscanos Capuchinos, quien encuentra en el servicio a los más pobres la mejor forma de agradar al Todopoderoso. “Viendo las inmensas necesidades de los otros, nació esta idea que se ha sostenido de la mano de Dios, porque no ha sido fácil”, afirmó el laico consagrado, que goza de popularidad en la región por su loable labor.

No sólo es comida

A parte de brindar meriendas o almuerzos, esta fundación promueve charlas espirituales, psicológicas y de otras áreas del conocimiento, que le permiten a todo visitante crecer como persona, entendiendo la palabra de Dios que contempla que “no sólo de pan vivirá el hombre”.

Asimismo recolectan ropa para aquellos que deambulan en harapos por las calles.

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