La intervención del Estado en la economía quedó materializada en 1936, cuando a través de una enmienda constitucional se dio poder al ente gubernamental para racionalizar la producción, distribución, consumo de bienes, servicios y la protección de trabajadores. Pero fue en 1945 cuando se introdujo constitucionalmente el concepto de planeación, entregándole funciones de ese tenor al Congreso de la Republica, ratificado posteriormente en la reforma constitucional de 1968.
Desde entonces la planeación del desarrollo se ha constituido en uno de los principales instrumentos de la política económica, por lo tanto, prever el futuro no es un acto mágico, es menester construirlo, a través de la orientación y ejecución de lo presupuestado para conseguir buenos resultados en la ejecución del gobierno. En nuestro país la evolución de la planeación tropezó con el fenómeno de la violencia, la corrupción y la promiscuidad política, generando atrasos en materia inherente al sentido social e infraestructura. La promiscuidad política tiene una gran cuota de responsabilidad desde el punto de vista programático, ser opción de poder no es solo cuestión electoral, es un mecanismo que facilita la continuidad de lo planificado.
Debatir en torno a la evolución de la planeación en Colombia, merece un análisis robusto, que bien podría tener a Valledupar como modelo de estudio. Los últimos 20 años han sido un freno de mano para la ciudad de los Santos Reyes, el paso acelerado que traía con la impronta de ciudad Sorpresa Caribe, fue detenida por alcaldes sin prospectiva y con mentalidad provinciana.
Seguramente en los anaqueles de la alcaldía encontraremos evidencia de la suscripción de Planes de Desarrollo y de Ordenamiento Territorial, estructurados tal vez por influencia de la exigencia normativa, pero carentes de eficiencia. No en vano los alcaldes posteriores al año 1994 terminaron en el ostracismo, no lograron crecer en la política, y lo peor sometidos al desprestigio, no fueron determinantes en el desarrollo de Valledupar, al contrario coadyuvaron, empeñándola, haciéndola inviable financieramente. Todo apunta a que Fredys Miguel Socarras Reales, corra con la misma suerte, aunque hay que reconocer sus logros apalancados por el gobierno nacional, donde es muy probable que encuentre asiento.
A partir del primero de enero del año entrante, asistiremos a la instalación de un nuevo gobierno, es el momento para manifestar mi deseo ciudadano, confió en que el tenor de la campaña actual sea distinta a la ejecución del gobierno, en especial, con la estructuración del Plan Municipal de Desarrollo. El próximo cuatrienio es la oportunidad para el diseño de planes de largo plazo, mirar a Valledupar con prospectiva en Servicios Públicos, Infraestructura, Transporte, Medio Ambiente, Seguridad y Salud, bajo esa dinámica seremos una ciudad atractiva para el inversionista y un emporio para la generación de empleos.
Por Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12