La gran mayoría de los medios de comunicación, tanto nacionales como regionales, en el cubrimiento de la actual campaña electoral, que tiene una vital importancia para la democracia local, nos hemos concentrado en el tema de las alcaldías de las capitales y en las gobernaciones departamentales.
Esa situación significa, y así debemos reconocerlo, que no se le ha dado la importancia que se merece al tema de los concejos municipales, en nuestro caso principalmente al de Valledupar, pero también al resto de los municipios de este departamento, otrora considerado “departamento piloto” de Colombia.
Pero, tan importante como elegir buenos alcaldes en Valledupar, y todos y cada uno de los demás municipios del departamento, es elegir, también, unos buenos concejales.
En nuestra estructura administrativa, el buen desempeño de un municipio no sólo depende del Alcalde, sino que, por el contrario, depende de unos concejales que tengan la suficiente preparación, idoneidad, experiencia, estructura moral y carácter que se requiere para acompañar a la administración y – a la vez- hacerle un adecuado control político.
El Concejo Municipal tiene una importancia fundamental en los temas relacionados con los impuestos, la hacienda pública, los planes de desarrollo económico y social, los planes de ordenamiento territorial, además de la elección de personero, contralor, entre otros.
Sin embargo, debemos advertir y lamentar que la gran mayoría de los partidos y movimientos políticos, con contadas excepciones, han entregado avales para aspirar al Concejo de Valledupar, a personas, más a hombres que a mujeres, que, en un primer examen, muchos no tienen la preparación y la suficiente experiencia para labor que se debe desarrollar desde esa corporación pública. En este aspecto, y hay que reconocerlo, la Constitución Política que nos rige, la de 1991, deja unos requisitos jurídicos mínimos para quienes aspiran al concejo municipal.
No obstante, eso no quiere decir que “cualquier perico de los palotes”, como se dice popularmente, pueda aspirar a ser concejal de Valledupar, como consideramos que está sucediendo en esta oportunidad, con muchos de los candidatos. En este sentido, debemos reiterarlo los partidos y movimientos han sido demasiado laxos en la entrega de avales, lo que hace que el votante, el ciudadano común y corriente, tenga una grandísima responsabilidad a la hora de decidir a quien darle su voto para el Concejo de la ciudad.
La actual coyuntura económica, social y administrativa de la capital del Cesar hace imperativo pensar bien, reflexionar y elegir a un concejo admirable, unos ciudadanos y ciudadanas ilustres, que estén a la altura y en capacidad de afrontar las críticas circunstancias por las cuales pasa la ciudad, una de las más graves en su historia, sin lugar a dudas.