El 25 de Diciembre cuenta con un colegio que alberga a más de mil estudiantes de básica primaria de la Institución Educativa Milciades Cantillo, donde según los miembros de la Junta de Acción Comunal hay hacinamiento en los salones, por lo que solicitan a la administración municipal la construcción de por lo menos dos aulas más.
“Necesitamos más salones, porque hay sobrecupo y el próximo año puede colapsar por que esperamos el aumento de la población estudiantil. Nosotros no queremos que nos cierren el colegio, porque los fundadores del barrio luchamos para conseguir que nos lo construyeran y ahora no podemos permitir que lo acaben”, dijo Rosalio Del Toro.
Pero no todas son malas noticias para esta comunidad, según Yanitce Torres, delegada del barrio 25 de Diciembre, la Institución Educativa Milciades Cantillo Costa sede primaria salió favorecida en la implementación de la jordana única, pero se necesita legalizar y a su vez comprar dos viviendas para la ampliación de la escuela.
La comunidad espera que se hagan las inversiones en el menor tiempo posible para así beneficiar a los estudiantes.
Personaje
28 años educando
A pesar de la necesidades que se viven en este sector del sur de Valledupar, tenemos cosas positivas que resaltar y una de ellas es el trabajo desarrollado por Carmen Diosa Jaimes, una mujer que durante 28 años se ha dedicado a atender a cientos de niños del barrio y sectores aledaños en un hogar infantil ubicado en el viejo corredor de su vivienda.
Actualmente la mujer atiende 12 niños de 2 a 5 años de edad, desde las 8:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, horario en el que se encarga de brindarles alimentación y los prepara para que ingresen con los conocimientos necesarios a la básica primaria.
“He visto pasar muchos niños por aquí, que hoy ya son todos unos jóvenes y adultos, pero me da tristeza también como algunos muchachitos se han dejado llevar por el mal camino y terminan envueltos en el vicio”, dijo la mujer.
A pesar de sus canas, Diosa como la llaman en el barrio sigue atendiendo a los niños no sólo del 25 de Diciembre, sino también de las invasiones y otros barrios, con la ilusión de algún día ver recompensado su trabajo con una pensión del Estado.