La actual campaña a la Presidencia de la República y la elección misma, será recordada como la de mayores exabruptos y quizá la más peligrosa en términos de la desinstitucionalización que haya sufrido el estado Colombiano, pues todos asistimos en vivo y en directo a una campaña donde el jefe del estado y la mayoría de las instituciones no solo entraron abiertamente a participar en política rompiendo de manera inédita la constitución del 91, sino que se volvieron jefes de campaña del candidato del partido de gobierno, esto por supuesto vaticina una derrota abultada en las próximas elecciones.
Creo que es un deber aclarar a la audiencia que no soy “petrista” ni hago activismo político de izquierda ni nada que se le parezca, y la columna corresponde a mi opinión personal como ciudadano y como aprendiz de analista político; hecha esta aclaración trataré de hacer una explicación sustentada del título de la misma.
En 2018 el candidato Iván Duque se eligió con unas propuestas de campaña que prometían no solo la reducción de los impuestos sino el aumento de los salarios y una paz con legalidad que implicaba una lucha frontal contra la corrupción; por supuesto fue un discurso que caló en lo más profundo de la clase media y los empresarios, sin embargo, un porcentaje muy alto no votó por Iván Duque sino en contra del candidato Gustavo Petro.
Transcurridos sus primeros meses de gobierno los desaciertos del presidente novato fueron evidentes, sus salidas en falso en su primera aparición como jefe de estado en un evento en Europa donde hizo una comparación con los siete enanitos de Blanca nieves, la ruptura del protocolo ante el Rey Juan Carlos de España para darle unos saludos del expresidente Uribe, no solo lo convirtieron en el centro de burlas e inspiración de memes; sino que vaticinaba lo que sería su gobierno; pero quizás lo más relevante fue su intervención ante las naciones unidas con información que resultó falsa, lo cual le costó la salida a un alto oficial del ejército colombiano y un golpe fuerte a su gobierno.
Los escándalos que sobrevinieron, por mencionar solo los más relevantes, empezaron con la cuestionada financiación de su campaña a manos de presuntos narcos de la costa, lo cual a pesar que el CNE (Consejo Nacional Electoral) archivó el caso, las investigaciones adelantadas por la FGN (Fiscalía general de la nación) institución que se declaró abiertamente amiga del presidente, no presentaron ningún avance dejando en tela de juicio si entraron o no dineros ilícitos a su campaña; seguidamente en 2019 su ministro de defensa de la época Guillermo Botero debió abandonar su cartera en medio de una moción de censura que avanzaba en el Congreso de la República por el cuestionado desenlace de una operación militar donde murieron 16 menores de edad en un campamento cocalero de propiedad de las disidencias de la Farc; esta salida se consideró una derrota política para el gobierno toda vez que el Ministerio de Defensa es de las carteras claves en cualquier gobierno.
Se suma al rosario de escándalos, “la narco finca” del embajador Sanclemente que al dia de hoy no ha podido explicar satisfactoriamente, los presuntos nexos de su vicepresidente Martha Lucia Ramírez y su esposo con el narco paramilitar alias “memo fantasma” y el constante llamado de atención por innumerables ONG de derechos humanos y la misma ONU sobre el asesinato de lideres sociales y el evidente incumplimiento de los acuerdos de la Habana; minaron de manera significativa el liderazgo del inexperto presidente.
Pero quizá lo que marcó el declive del gobierno fue el manejo de la pandemia lo cual dejó a 119.000 empresas quebradas, la presentación de una reforma tributaria que grababa con IVA la canasta familiar, terminó en una explosión social que desembocó en la mayor protesta desde el “bogotazo” sentando con esto las bases para que los electores o a al menos eso marcan las encuestas, salgan a votar esta vez no por Petro sino en contra del gobierno y su candidato.
Y es que el candidato de la izquierda la tiene fácil pues el mismo presidente y sus aliados se encargan todos los días con sus torpezas, de hacerle la campaña al candidato opositor; yo deseo que gane la mejor opción para el país.