REDACCIÓN/ EL PILÓN
Por el corregimiento de San Bernardo, jurisdicción de Pelaya, atraviesa la ciénaga de Sahaya, la cual también hace parte de los municipios de La Gloria y Tamalameque, en el sur del Cesar, convirtiéndose en uno de los cuerpos de agua que se alimentan de la inmensidad del río Magdalena.
Esta ciénaga está conformada por 47.100 hectáreas de agua y daba el sustento a pescadores artesanales que generación tras generación alimentaron a sus familiares a base del bocachico y la rentabilidad que esto producía.
Sin embargo, desde hace varios años este espejo de agua viene sufriendo debido a diferentes factores como desviaciones, cultivos de palma africana en las orillas y cría de ganado.
Los pescadores consideran que lo más preocupante, y que ha sido ajeno a las administraciones políticas, es el vertimiento de aguas residuales provenientes de los alcantarillados del pueblo. Manifestaron que esto los ha obligado a dejar la pesca para irse a los cultivos de palma así no estén a gusto o de lo contrario no tendrían cómo sostener a sus familias. Otros han migrado de su territorio en busca de oportunidades laborales.
“Somos un aproximado de 2.500 habitantes acostumbrados a la pesca, pero las aguas de alcantarillas que le caen a la ciénaga es incontrolable y consecuente ante la mirada inoperante de las administraciones municipales y departamentales. En el municipio y el corregimiento las lagunas de oxidación colapsaron, ya cumplieron su ciclo y todas esas aguas de alcantarillas que se rebosan en el pueblo llegan a la ciénaga dejándonos sin la posibilidad de la pesca, incluso el agua ha cambiado el color”, manifestó Justo Guerra Camelo, pescador.
Ante esa situación el director de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Jorge Luis Fernández Ospino, indicó que la entidad tiene conocimiento de la Resolución 0019 de mayo de 2016, mediante la cual se modificó el plan de manejo y vertimiento de aguas residuales del municipio de Pelaya, en su componente urbano y se adicionó a dicho plan el corregimiento de Costilla y San Bernardo, que aprobaba una optimización de las aguas residuales generadas por estas dos poblaciones, sin embargo, esto no se ha cumplido.
“La Corporación ha realizado visitas dado cuenta de que no se cumplió con las obras de optimización y con los plazos presentados por el municipio de Pelaya en el año 2016, lo que viene afectando la calidad del agua de la ciénaga de Sahaya que es la receptora de los vertimientos del corregimiento de San Bernardo. Actualmente se cuentan con unas lagunas de oxidación que no se encuentran realizando un trabajo eficiente y que vienen entregando las aguas residuales a este cuerpo de agua tan importante para nuestro departamento”, dijo el director.
Destacó que al encontrar esta irregularidad se ofició al área jurídica a fin de establecer sanciones.
“Se inició un proceso sancionatorio en contra de la administración municipal, es prudente mencionar que como son actividades de saneamiento básico la Corporación no puede imponer una medida preventiva y no podemos parar el tratamiento de las aguas residuales de un corregimiento, pero sí hacemos la invitación, basados en la Ley 1333, para iniciar los procesos sancionatorios en temas ambientales en este caso contra la Alcaldía”, explicó el director de Corpocesar.
Mientras tanto los pescadores artesanales de San Bernardo esperan que se tomen acciones contundentes a través de una política pública para el rescate y conservación de la ciénaga de Sahaya.