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A pesar de todo, no alcancé a botar el chupo

“Bonita es la vida del chofer la del músico y el policía”. Refiriéndose a la ventaja que a sus competidores les llevan a los demás mortales en asuntos de mujeres los choferes, los músicos y los policías dijo Calixto Ochoa, en la canción titulada “Músico y chofer” que estos gozan siempre “de la simpatía en el amor de la mujer”.

Esa canción fue registrada por el en EDIMUSICA en la ciudad de Medellín en el año 1967 y la grabó en el mismo año, y el aparte que transcribimos preliminarmente fue incluido por Diomedez e Iván en un mosaico contenido en Fiesta Vallenata de 1995.

Vino a nuestra mente esa canción a propósito de las dificultades permanentes que se presentan entre conductores y policías a veces con razón y otras veces sin ella, también recordé ese tema musical por los los toscos requerimientos de un miembro de la fuerza pública en la vía.

Sucedió que me desplazaba por la carretera que del corregimiento de Cuestecitas conduce a San Juan del Cesar con el propósito de llegar hasta los municipios de Barrancas y Distracción a mi amiga Rosa de Solano por la muerte accidental de su esposo y a Carlos y Pina Caicedo Maestre por la muerte “por causas naturales” de su hermana, respectivamente.

Cuando me encontraba cerca del municipio de Hatonuevo encontré un puesto de control policial y a pesar de que circulaba antecedido de una Triptòn y una Toyota Burbuja ambos de placas bolivarianas y precedido de otros mas uno de los agentes que allí estaba brincó de donde estaba para caerme como potrosita sobre mata de tomate para ordenarme detener la marcha solo a mí, al acercarse a mi ventanilla comenzó con un tonito de tío regañando sobrino a pedirme documentos del vehículo, y de mi familia que me acompañaba hasta de mi hija menor inclusive, solo faltó que me exigiera el registro civil de nacimiento del niño y el registro de defunción de mi abuela; menos mal que a mi me bailaron chiquito y desde que vi su cara de alcalde sin presupuesto me preparé mentalmente para no largar el chupo porque sabia que estaba ante el clásico provocador, cuando se cansó de hacer preguntas y pedir documentos me permitió seguir mi camino, quedó con las ganas de sacarme la piedra y tampoco supo “quien soy yo”.

Mientras sobrellevaba la incomoda situación surgió mi inquietud, ¿Será que las placas colombianas convierten al conductor del vehiculo en sospechoso para algunos miembros de la fuerza publica?, estoy pensando comprar para mis viajes un automotor de placas venezolanas porque ya la placa de Bogotá me ha causado dos situaciones parecidas.

Ese incidente me hizo acordar un cuento que me echó mi papá, decía que un viejo se desplazaba por una autopista en Venezuela y encontró un retén donde estaban varios miembros de la Policía Técnica Judicial, más conocida como “La PTJ” quienes estaban como caimán en boca de caño esperando a quien “enganchá” y apenas lo vieron lo hicieron detener la marcha y le cayeron como potrosita sobre mata de tomate.

Ante este tipo de situaciones haga como el maracucho no bote el chupo porque usted es el que pierde.

@ Nene_AcostaM

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Luis Eduardo Acosta Medina: