EL PILÓN ha preparado una serie de informes sobre las perspectivas, riesgos y retos de la economía para 2022. El inicio de un nuevo año, por razones financieras, contables y – hasta culturales-, es motivo para hacer un ejercicio de balances y perspectivas de la economía.
Si diciembre fue época de balances, enero es el momento de las proyecciones. En parte, las llamadas “cabañuelas” de las que hablaban nuestros sabios abuelos. Con la observación de las cifras del Estado, gremios nacionales y regionales, y el apoyo de organismos expertos y la redacción de El Pilón, presentamos a nuestros lectores una aproximación sobre esas perspectivas, riesgos y retos, de lo que puede ser el comportamiento de la economía mundial y nacional este 2022.
El ejercicio de construir algunas proyecciones, en materia económica, no es nada sencillo. Es una labor de alta complejidad e incertidumbre por múltiples razones; en primer lugar, la misma dinámica de la economía, lo que se puede intuir o proyectar en un mes, en cosa de días o minutos, puede cambiar.
Incluyen múltiples variables y factores: desde el clima, si hay sequía o si las lluvias aumentan, muy por encima de lo normal, hasta conflictos de carácter militar o político, entre muchos otros, pueden presentarse y alterar lo que se tenía previsto. Lo que se hace es una aproximación dentro de un margen de escenarios posibles y altos márgenes de error.
En esta serie de informes, que son la continuación, en parte, de los publicados en diciembre, tendremos en cuenta las cifras y proyecciones de organismos internacionales como: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial. La Cepal (Comisión Económica para América Latina), y en el país, instituciones como la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), Fedesarrollo, el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, el Dane, entre otros. Las observaciones y anotaciones son propias del autor.
Omicron asusta al mundo…
La obtención de una vacuna en tiempo récord en la historia de la humanidad, y los avances rápidos en los planes de vacunación en los principales países del mundo, permitieron que, de una u otra manera, cada país fuera reanudando su actividad económica que se vio fuertemente afectada en 2019 y también en 2020. Lo que sucedió fue un cataclismo, que no tiene comparación con otras crisis económicas vividas por la humanidad.
América Latina, incluyendo Colombia, también se benefició del logro científico y de los planes de vacunación masiva que le permitieron atajar el covid 19 y volver, paulatina y gradualmente, a la relativa normalidad en su actividad económica. En unos sectores primero que en otros, obviamente. Según las cifras del Ministerio de Salud, el Plan de Vacunación Nacional presenta, al día 18 de Enero, que el 44,5 por ciento de la población del país presenta un esquema completo y que el 70 por ciento, ya ha recibido la primera dosis.
Se avanza dándole prioridad a la población menor de 12 años, que este mes vuelve a la escolaridad presencial. (Obviamente, se teme por un cuarto pico de la pandemia, ahora con la variable ómicron).
No obstante, ante una pandemia inesperada e inédita en su comportamiento, al igual que en su manejo, el futuro de la normalización de la actividad económica va a depender del comportamiento de la variante ómicron, que en algunos países de Europa y en algunos estados de EE.UU., ya ha vuelto a generar una situación de angustia y congestión en algunos sistemas de salud. Volver a la normalidad económica, insistimos, dependerá del temido ómicron y del manejo dado por las autoridades de salud, y las autoridades económicas en cada nación.
El Banco Mundial estima que el crecimiento de la economía del mundo, en su conjunto, fue de 5,5 por ciento en 2021 (PIB mundial). (Colombia, lo hemos dicho, creció casi el doble, cerca del 10%). Para 2022, el organismo prevé que el crecimiento del PIB global puede ser del 4,1 por ciento y del 3,2 por ciento en 2023. (Esto dependerá del bendito ómicron y del ritmo con que cada país vaya disminuyendo los estímulos fiscales (gasto público en apoyo a empresas y familias), y el estímulo monetario (más liquidez y menos tasas de interés).
Insistimos, estas proyecciones son solo eso: cálculos estimados; pero, un aumento o una baja considerable en los precios del petróleo, un conflicto EEUU- Rusia, o lo que suceda en la China, en particular, entre otros factores, y esas cifras (esperadas), pueden cambiar.
Lo que tienen que hacer los gobiernos, empresas, familias y personas, es hacer un seguimiento a algunos indicadores de la economía mundial, lo cual se puede hacer consultando las páginas de medios especializados en economía, en Colombia o en el mundo, e incluso directamente a las páginas web del FMI, Banco Mundial, Cepal, y otros organismos.
La evolución de la economía de Colombia, de alguna manera u otra, va a estar ligada de cómo le vaya a Estados Unidos, China, y otros países con los cuales tenemos un comercio muy dinámico; como también, reiteramos, de lo que suceda en particular con nuestros principales productos de exportación: petróleo, carbón, café, flores, oro y esmeraldas, entre otros.
La Cepal -Comisión Económica para América Latina- estima que la región (América Latina y el Caribe), presentarán un decrecimiento (crecer a menor ritmo), del 2,1 por ciento en 2022, luego de crecer a una tasa del 6,6 por ciento, en su conjunto. En el caso de Colombia, el organismo, adscrito a la ONU, estima una tasa de crecimiento del 3,7 por ciento; por ahora, según explicó la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación del informe en mención. No está mal, pero es insuficiente…
Inflación, el otro cuco
El otro demonio que viene asustando al mundo, y lo seguirá haciendo en los próximos meses, es el tema de la inflación. La inflación viene creciendo en todas partes, por varios factores, entre otros: el despertar de una demanda que estuvo reprimida por casi dos años, y una oferta que no ha respondido de la manera adecuada. Este desacople genera problemas de inflación.
Además, debemos tener en cuenta el aumento en los precios de los combustibles, y otros energéticos. Y los problemas de logística en el transporte marítimo y aéreo de carga, fundamentalmente. El sistema logístico internacional, que hasta 2018 y parte del 2019, venía funcionando bien; se vio traumatizado en 2019 y parte de 2020. Hasta ahora está regresando a la normalidad y esta ha sido otra presión para la inflación.
En efecto, la tasa de inflación, en Colombia, cerró el año en 5,62 por ciento, medida por el incremento del Índice de Precios al Consumidor. Esto para la clase media. Para los sectores más pobres, esa inflación fue de 6,85 por ciento y para los sectores altos fue del 4,39 por ciento. (Otra de las paradojas e injusticias de la economía). La causa son los aumentos en bebidas y alimentos, principalmente, según explicó el Director del Dane, Juan Daniel Oviedo.
RECUADRO
Efecto directo sobre su bolsillo…
El salario mínimo que regirá en 2022, establecido en un millón de pesos ($1.000.000), será un valor importante en las relaciones laborales del año que se inicia. El mínimo fue reajustado en un 10,7 por ciento, por iniciativa del Presidente de la República, Iván Duque Márquez, en la Comisión de Concertación Laboral, donde la misma fue acogida por empresarios y dirigentes sindicales.
Esta vez, por disposición del propio ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, los arriendos y otros rubros se reajustarán con la variación del índice de precios al consumidor (IPC), reportado por el Dane, es decir 5,62 por ciento, y no por el 10,7 por ciento, mencionado anteriormente. Con buen criterio, se evita así un mayor impacto en la inflación, por esos reajustes, previendo así un fenómeno de indexación que le habría hecho mucho daño a la economía.
En efecto, el reajuste de los arriendos, al vencimiento de cada contrato, según el caso, en 2022, será del 5,62 por ciento. En otros años, ese mismo reajuste habría sido el de otras tarifas como los peajes, gastos notariales, servicios públicos domiciliarios, entre otras tarifas como las cuotas moderadoras del acceso a los servicios de salud, las sanciones de tránsito, entre otras.
Se desligó del reajuste del salario mínimo, el reajuste de este tipo de tarifas y costos, para evitar una mayor tasa de inflación en 2022. “Esta medida busca proteger la capacidad de compra de los colombianos, esa es nuestra prioridad con este tipo de medidas”, explicó el ministro de Hacienda, Restrepo Acevedo, en declaraciones a los medios de comunicación.
Un dólar más caro…
Como lo habíamos comentado en uno de los informes de diciembre pasado, el aumento del dólar americano en Colombia, o -dicho de otra manera- la depreciación del peso colombiano frente a esa moneda, fenómeno registrado en las últimas semanas, cuando la denominada tasa representativa del mercado (TRM), ha bordeado los $4.000 pesos por un dólar, tendrá un efecto en el bolsillo de todos los colombianos.
Ese aumento del dólar repercute en muchos artículos que consumimos, muchos de los cuales son importados de muchas partes del mundo, principalmente de China, Estados Unidos y Europa. Debemos insistir en que: el aumento del dólar favorece a los exportadores, pero afecta a los comerciantes importadores y a todos los consumidores, que vía precios tenemos que asumir ese incremento. (El dólar estaba en $3.500 pesos, aproximadamente en junio de 2021, pero llegó a los $4.000 en diciembre).
Lo más probable es que durante buena parte del primer semestre de 2022, por ser un año electoral, se mantenga cerca de ese piso de $4.000, aproximadamente. En los primeros días de enero subió y llegó a estar un poco por encima de ese nivel. En otras palabras, el incremento del dólar también le echa leña al fuego de la inflación y afecta el bolsillo de la mayoría de los consumidores.
Subirían las tasas de interés (Recuadro).
El 2022 que se inicia será un año de aumento en las tasas de interés, prácticamente en todo el mundo. Se espera que suban. La razón es muy sencilla: en la medida en que se reduce la liquidez, teniendo en cuenta que no se requiere tanto estímulo monetario, como el que se requirió durante la primera parte de la pandemia, los bancos centrales inician un proceso de ajuste de los niveles de liquidez (es decir, la cantidad de dinero en circulación), y también de sus tasas de interés.
El proceso lo ha iniciado la llamada FED, es decir la Reserva Federal, autoridad monetaria de Estados Unidos, en magnitudes que afectan a todos los mercados financieros del mundo, y principalmente a países como Colombia que están en la órbita del dólar.
En Colombia, el pasado 20 de diciembre, la Junta Directiva del Banco de la República, nuestra autoridad monetaria, subió al 3 por ciento la tasa de interés a la cual el banco emisor le presta a los bancos comerciales que requieren algún monto de liquidez. La expectativa, en todo este año, 2022, es que sigan subiendo, teniendo en cuenta la reducción de esos estímulos monetarios y la inflación interna.
La próxima reunión de la junta directiva del Banco de La República será el próximo 28 de enero (2022). Es decir, 2022 será un año de mayores tasas de interés en todos los tipos de préstamos: desde la tarjeta de crédito, hasta el préstamo para las empresas o para comprar una casa o un carro. Así de claro y así de sencillo.
Principales retos en 2022
Además del ómicron, y de la inflación, como ya lo hemos anotado, la economía colombiana se expone, obviamente, a otros riesgos, entre estos la variabilidad de su clima, el tema electoral y político, que condiciona la realización de los negocios y el hecho mismo de un nuevo gobierno, a partir del 7 de agosto.
Esas son eventualidades que tendrán que afrontar las autoridades económicas, el sector privado y también las familias, todos en conjunto.
Debemos reiterar que el principal reto que tenemos todos los colombianos en 2022 es elegir un nuevo y buen Congreso de la República y también un nuevo gobierno. Es decir, escoger bien a los próximos Senadores y Representantes a la Cámara, personas con la capacidad, idoneidad y disposición de elaborar buenas leyes y hacerle control político al nuevo gobierno, tal como lo establece la Constitución Política de 1991.
Ejercer sus funciones de manera responsable y seria y sin “chantajear” al ejecutivo. Una cosa es el control político y otra – bien distinta- chantajear y querer sobornar al gobierno. Ese Congreso de la República que elijamos el próximo 13 de marzo, iniciará sus funciones el próximo 20 de Julio de 2022.
El otro reto, también es de cultura ciudadana, elegir bien a la persona que ejercerá como Presidente de la República, entre 2022 y 2026. Una persona, hombre o mujer, sería, responsable, honesta e idónea, que respete nuestra Constitución, el sistema democrático que tenemos y el sistema económico de libre empresa y de economía de mercado; que tenga el suficiente carácter para mantener a raya a algunos politiqueros que solo defienden sus intereses y los de varios grupos de presión y de contratistas.
Mantener a raya a los grupos de presión que quieren condicionar el diseño de las políticas públicas con “lobby”, mediante el cual pretenden que sus intereses particulares, algunas veces legítimos, estén por encima del interés general de las mayorías, como debe ser en una democracia moderna. No es un tema fácil…
A su vez, el nuevo Presidente o Presidenta de la República, tiene una serie de retos desde el punto de vista político, económico y social. El primero, escoger un buen equipo de gobierno, idóneo y con la suficiente entereza moral para luchar contra la corrupción y la ineficiencia.
El gobierno, en su conjunto, tendrá que seguir manejando la pandemia del covid 19, generar políticas de pleno empleo, reducción de la pobreza y la indigencia, una reforma tributaria que equilibre las cargas, reduciendo la de las empresas y aumentando la de las personas adineradas y con capacidad de pago.
Por supuesto, como todos esperamos, gobernar con transparencia, honestidad y seriedad, con políticas públicas serias y bien razonadas que consulten el bien común, insistimos, y no los intereses particulares de grupos de presión con capacidad de incidir en el legislativo y el ejecutivo.(Ver, carta de los economistas al nuevo gobierno publicada en el diario El Tiempo, diciembre 15 de 2021)
Otro reto de los colombianos, como ciudadanos, es vigilar a ese nuevo Congreso y a ese nuevo gobierno, seguir trabajando en nuestras actividades privadas, el sector privado es el que genera la riqueza, y pagando los impuestos, como nos corresponde, vigilando la calidad del gasto y del funcionamiento del gobierno, el Congreso y el Estado, en su conjunto.
Nos espera un año (2022) complejo, con muchas y buenas perspectivas, pero también con algunos riesgos y retos, como los que hemos señalado. (De este informe, obviamente, los lectores sacarán sus propias conclusiones).
Por Carlos A. Maestre Maya